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Estímulos a la consciencia

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Arte Abierto presenta la instalación inmersiva No sound of water del colectivo Troika, así como su video Terminal beach, dos obras que se exponen por primera vez en México con el apoyo de Fundación Arte Abierto, dirigida por Mónica de Haro                          

Formado en 2003 por Eva Rucki (Alemania, 1976), Conny Freyer (Alemania, 1976) y Sebastian Noel (Francia, 1977), el colectivo de arte Troika ha buscado por más de dos décadas desafiar nuestra percepción del mundo y su eventual destrucción. Con un interés particular en la percepción y la experiencia espacial, su práctica busca desafiar la forma en que vemos y reflexionamos en torno a aspectos opuestos aparentemente irreconciliables: naturaleza y tecnología, virtual y real, humano y no humano.

A través de dibujos, esculturas e instalaciones inmersivas, Troika fusiona lo digital y la tecnología con procesos y materiales tradicionales, cuestionando por qué sabemos lo que sabemos y si este conocimiento es certero. Conny, Sebastian y Eva estuvieron en la Ciudad de México para inaugurar su exposición No sound of water, en Arte Abierto, ubicado en el segundo piso de Artz Pedregal junto al jardín artístico.

“Mostramos que hay posibles panoramas del planeta que no queremos ver, ahora imaginamos un paisaje hostil y desolado, que aunque parece un ecosistema ficticio, podría ser real por efecto de las acciones destructivas que nosotros mismos, la humanidad, ejercemos. 

Hay tensiones, bemoles, impactos provocados por las fuerzas capitalistas, por el avance tecnológico e industrial que está devastando el planeta, que incluso provocará una nueva era geológica (Antropoceno) y la descomposición de la tierra”, explicó Sebastian a un grupo de invitados que recorrieron la exhibición.          

Comisionada por la Fundación Arte Abierto, la instalación No sound of water (2021) integra una má- quina de procesamiento industrial que hace referencia a las tecnologías extractivistas. A través de un canal superior, la estructura funciona como una cascada de sal en constante movimiento, como un reloj de arena infinito, hasta el punto de ser incontrolable: la sal se derrama invadiendo todo el espacio, se acumula en las grietas del suelo, está por todas partes.

Las partículas tan volátiles de la sal triturada pueden, incluso, saborearse con los labios, olerse, si uno se acerca demasiado a la cascada. “La sal es el elemento central y esta pieza de Troika propone una lectura alternativa en la que el mineral no sólo es un elemento de extinción humana y natural, sino la responsable de crear una era basada en la inteligencia no-orgánica y la biología sintética. El mismo título de a obra hace alusión a la ausencia total de un elemento clave y orgánico para la vida: el agua”, comentó Mónica de Haro, directora de Fundación Arte Abierto.               

“No sound of water parte de un proyecto artístico y de investigación que Troika ha desarrollado a lo largo de diez años: Untertage (que por su traducción del alemán significa debajo de la tierra o, literalmente, debajo del día), que pone a la sal como agente de la evolución cultural, es decir, como el componente clave de las herramientas sin las cuales la civilización humana no sería lo que es ahora. Así, la sal se convierte también en la protagonista del drama que es la dominación mundial”.           

Por su parte, el video Terminal beach (2020) se desarrolla en medio de un territorio desolado y empo- brecido en donde lo único que puede verse es el último árbol sobre la faz de la tierra, el cual es golpeado por el hacha de un brazo robótico creado por el hombre.

La extrañeza de la atmósfera se refuerza con un fondo acústico compuesto por sonidos de rayos, vientos solares y tormentas geomagnéticas capturadas como ondas de radio por la Prospección Antártica Briánica. La metáfora del video es contundente: estamos destruyendo el mundo que nos sostiene y cada avance de la tecnología, el capitalismo y la industria es también un paso hacia la extinción, la autodestrucción.

“Como no dependemos de nadie, podemos impulsar proyectos conceptuales diversos y llegar más lejos, llevando al límite el trabajo de los artistas. Nos interesa crear piezas que son de un orden cultural y artístico, pero también que resulten muy sensibles para todo tipo de público, pues No sound of water tiene diferentes capas de conocimiento y cada quien puede encontrarlas a su manera, vivirlas en esta experiencia inmersiva. Queremos que todas las personas se sientan parte de Arte Abierto y puedan venir a explorar las obras de este espacio”, concluye Mónica de Haro.