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Diego Rivera el artífice de la mexicanidad

Diego Rivera el artífice de la mexicanidad

Carolina M. Payán

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Considerado el más grande pintor mexicano del siglo XX, Diego Rivera tuvo un profundo efecto en el mundo del arte internacional. Entre sus muchas contribuciones, a Rivera se le atribuye la reintroducción de la pintura al fresco en el arte y la arquitectura modernos. Sus opiniones políticas radicales y su tempestuoso romance con la pintora Frieda Kahlo y sus incontables amoríos fueron entonces, y siguen siendo hoy, una fuente de intriga pública. En una serie de visitas a Estados Unidos, de 1930 a 1940, Rivera llevó su visión única a espacios públicos y galerías, iluminando e inspirando a artistas y laicos por igual, por lo que hoy conmemoramos su arte y celebramos su visión del mundo a 64 años de su partida.

Diego Rivera nació en Guanajuato, México en 1886 en el seno de una familia de abolengo.Comenzó sus estudios de pintura a edad temprana, algunos historiadores del arte como Jeff Simons aseguran que empezó a los dos años de edad. Lo cierto es que de manera formal sucedió en el año 1907, cuando éste se trasladó a Europa. Pasando la mayor parte de los siguientes catorce años en París, donde Rivera encontró gran inspiración como Cézanne, Gauguin, Renoir y Matisse a la par de estar muy pendiente de la vibrante escena del París de la época, no obstante el joven pintor ya demostraba tener carácter en sus trazos y un estilo muy propio en el que buscaba de manera manifiesta expresar las complejidades de su época y llegar a una amplia audiencia.  Paro ello sucedió hasta que comenzó a estudiar los frescos renacentistas italianos que encontró su medio para las ideas progresistas que había en su mente. Fue con una visión del futuro del fresco y una fuerte fe en el arte público que Rivera regresó a México, además de ser impactado por Picasso, Léger y otros artistas cubistas.

El muralismo mexicano

Para realizar esta técnica se requiere pintar sobre yeso fresco que al secarse toma una consistencia especial como no lo hace ninguna otro estilo, por lo que realizar una pieza mural requiere espacios amplios y abiertos para moverse con soltura, por ello Rivera encontró en espacios como universidades y otros edificios públicos su lienzo y corredor ideal.

El artista no buscaba que el arte estuviera encerrado o empotrado en un museo sino que fuera objeto vivo que fuera puente entre instituciones y población, de manera que en su motivos pictóricos Diego siempre se preocupó por  incluir el proceso del desarrollo humano y los efectos del progreso tecnológico a la par. 

En 1930, Rivera realizó el primero de una serie de viajes que alterarían el rumbo de la pintura estadounidense y mexicana al mismo tiempo ya que comenzó a trabajar en sus dos primeras comisiones norteamericanas importantes: para el American Stock Exchange Luncheon Club y para la Escuela de Bellas Artes de California. Estas dos piezas incorporaron firme pero sutilmente la política radical de Rivera, al tiempo que mantenían un sentido de simple historicidad. 

El hombre máquina

En 1932 fue un año importantísimo para el artista y su estilo narrativo mural, ya que coincidió con el tristemente célebre apogeo de la Gran Depresión en Detroit, ciudad insigne el progreso americano a causa de la planta de automóviles Ford, donde Diego tuvo la oportunidad de hacer uno de sus trabajos más destacados y de mayor consigna social de su obra, en las paredes del Instituto de Artes de Detroit y pese a ser perseguido por los medios de comunicación y fuerzas políticas, Edsel Ford, el hijo de Henry Ford, defendió la obra misma que sigue siendo signo de lucha de los de abajo y que es la pieza más significativa de Rivera en Estados Unidos. 

Los Rockefeller, Hollywood y México 

Para cuando terminó el gran mural de los Ford en 1933, el mexicano fue llamado por los Rockefeller a la ciudad de Nueva York, para que realizara una pintura en el vestíbulo del edificio de la RCA en el Rockefeller Center. “El hombre en la encrucijada” iba a representar las posibilidades sociales, políticas, industriales y científicas del siglo XX. En la pintura, Rivera incluyó una escena de una manifestación gigante del Primero de Mayo de trabajadores marchando con pancartas rojas. No fue el tema del panel lo que enardeció a los patrocinadores, sino el retrato claro de Lenin al frente de la manifestación. Cuando Rivera se negó a retirar el retrato, se le ordenó que se detuviera y la pintura lamentablemente  fue destruida.

 

Ese mismo año, Rivera utilizó el dinero de los Rockefeller para crear un mural para el Independent Labor Institute a la par de hacer encargos para ricos y famosos de Hollywood y México como Dolores del Río, la socialité Natasha Gelman, María Félix o Juleen Compton por mencionar algunos.De manera que al sentirse agobiado por la zona de confort en la que vivía y los múltiples choques culturales de su esposa Frida Kahlo, regresan a México, donde su activismo social y político es laureado y muy solicitado.

 

De manera que cuando este fallece en noviembre 24 de 1957, a los setenta años, Rivera pudo expirar sintiéndose contento de haber representado a la fuerza obrera y a los marginados lo mejor que pudo.De hecho Rivera fue la inspiración para el programa WPA de Franklin Delano Roosevelt que apoyó a los cientos de artistas que después el organismo abrazaría y cuyos ejes vectores son: sociedad, trabajo y trascendencia.Por lo que a 64 años de su muerte su estilo original de pintura como ideología siguen siendo influencias importantes en la plástica contemporánea.