Síguele la pista: Olga Zuno

Empezó a pintar hace tres años, el gobierno de Guadalajara la invitó a realizar un mural de Cantinflas de ocho pisos, uno de sus mayores retos.

A partir de ahí ha participado en varios proyectos, festivales de arte y exposiciones colectivas. Actualmente estudia Diseño Industrial en el Tec de Monterrey, carrera que ha tenido que dejar un poco en pausa, porque prefirió seguir su pasión por el arte. Olga acaba de lanzar una colección de bolsas junto con la marca Cloe.

¿Cómo nace esta colaboración con Cloe?

Me invitaron a participar en una plataforma llamada Cloe Gallery que hace homenaje a artistas plásticos mexicanos que están empezando, pero con trayectoria interesante.

La marca es tapatía igual que yo, entonces todo cuadraba perfecto. Me encantó trabajar con ellos, me sentí muy involucrada en todo el proceso, tuve mucha libertad creativa y fue súper divertido. Presenté dos opciones para que ellos pudieran elegir la que más les gustara y que fuera acorde con la marca. La colección que iban a sacar era primavera-verano 2017 entonces la obra Black Lama fue la mejor opción.

¿Qué es Black Lama?

Es un cuadro de una llama peruana, la nombre así, pero en realidad es una obra muy colorida con tonos neón. Lo que se llega a apreciar en las bolsas serían los trazos que realicé de los pelitos de la llama, mi estilo es muy espontáneo: voy poniendo lo que se me va ocurriendo y como vaya saliendo. Ahora el cuadro está en las oficinas de Cloe en Guadalajara, se los regalé.

 ¿Cómo decidiste ser pintora?

El lado artístico salió muy espontáneo, realmente surgió de la nada, pero me encanta, es lo mío y se me da. En mi familia no se inclinan tanto por el arte, pero sí tenemos una parte muy artística: mi hermana está estudiando moda y a mi mamá le encanta hacer tapices.

Recuerdo que cuando empecé mi hermanito de 10 años me decía que él me iba a dar buena suerte, así que en todos mis cuadros dibujaba un pececito y en el mural también lo hice. Creo que sí me trajo Fidel González, director de buena suerte.

Fotos: Fernando Canseco