Perfiles

Más allá de las olas: Ana Laura González

Su gran pasión y talento indiscutible la han convertido en una de las surfistas mexicanas más exitosas
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El color dorado de su piel y sus high lights en el cabello son reacciones naturales al sol y al agua de mar, sus ojos son genéticos y su actitud y amabilidad son extensión de su belleza física. Ana Laura González es una joven mexicana que dedica su vida en cuerpo y alma al surf, y el amor por este deporte la lleva a recorrer diferentes playas del mundo.

Su talento es innegable y desde siempre se ha considerado una mujer de retos, por eso, desde que inició esta arriesgada actividad a los 10 años, su vida dio un giro inesperado gracias al éxito que ha cosechado y ahora se ha convertido en conferencista, imagen de diferentes marcas y hasta modelo.

Toda esta aventura inició cuando vivía en Michoacán; “mi hermano era quien practicaba surf, pero como no estábamos en la playa sólo lo hacía en vacaciones; un día se lastimó la rodilla, por lo tanto su tabla quedó libre, y como siempre noté que al salir del agua lo hacía con tanta felicidad, decidí intentarlo”, platica Fue así que se metió a clases se surf, “mis maestros y mi papá me ayudaban mucho, fue un largo camino, fueron muchísimas revolcadas, estuve a punto de tirar la toalla, pero tenía un reto impuesto por mí, quería vivir el momento en el cual me pudiera parar en una ola, me decidí a no irme de la playa sin antes lograrlo, luego de una hora de revolcadas, agua en la nariz y mil cosas logré correr mi primer ola y eso hizo que todo valiera mi esfuerzo”, comenta la nueva embajadora de los tenis Vans Ultra Range.

En ese momento Ana cambió, “me enamoré de esta actividad y no pensaba en otra cosa que no fuera el surf”, asegura. Para su fortuna, casi tres años más tarde la familia González tomó la decisión de mudarse a Manzanillo, “se cumplió mi sueño, comencé a surfear a diario, todas mis tardes me las pasaba intentando, había muchas ocasiones en las que no tomaba ninguna ola, pero ahí seguía”.

Pasó un año y cuando tenía 14 clasificó a la competencia nacional de surf, se fue preparando cada día más y más y en la contienda quedó campeona sub 16, sub 18 y se ganó su lugar en el mundial de surf, que en aquella edición fue a Ecuador.

“Cuando estaba en el mundial me di cuenta del nivel que tenían mis contrincantes y eso me motivó a ser mejor cada día y trabajar para lograr los primeros lugares”, comenta. Su esfuerzo en esa ocasión también se vio recompensado y ocupó el sitio 22 en el marcador final, siendo ésta la mejor posición en la que una mujer mexicana había quedado. También ese año el surf varonil de nuestro país había ganado un buen sitio gracias a la participación de Johny  Corso, un deportista más de la lista de personas que Ana Laura admira.

Fue en este momento en el que el surf, más allá de convertirse en un trabajo y seguir siendo una pasión, fue un parteaguas muy importante en la vida de Ana. “antes de practicarlo era tímida, no me arriesgaba, era alguien a quien le importaba mucho lo que las personas dijeran sobre ella, hacía ballet y siempre quería verme bien, por eso me arreglaba, no salía de casa sin estar súper peinada, el agua del mar me molestaba en los ojos, era completamente diferente”.

 

Pero esto cambió gracias a las olas, porque empezó a disfrutar la vida, “ya no me preocupaba mucho mi apariencia, al ser quien yo quería ser aprendí a disfrutar en realidad cada momento con mi familia, en la tabla, en todos lados, aprendí a apreciar lanaturaleza, fue un cambio para bien”, asegura.

 

Si bien desde siempre su familia ha sido muy importante, está convencida que una de sus prioridadesen la vida es pasar tiempo con ellos, por eso “una de las cosas que más me gusta es surfear con mis dos hermanos porque entre todos nos apoyamos, casi siempre le dejo tomar todas las olas a mi hermano y también le ayudo a mi hermanita a entrar al agua, la empujo en las olas y eso para mi es muy lindo”, añade.

 

Las aspiraciones de Ana siguen creciendo día a día y los retos que siempre se plantea se vuelven mantras para su vida, uno de los más importantes es convertirse en atleta olímpica ya que, desde que el surf fue incluido en la lista de deportes de competencia oficial en los Juegos Olímpicos, “estar ahí con los mejores es una meta que tengo muy firme”.

 

Su próxima parada internacional será en el mundial de Japón que se desarrollará el próximo mes de septiembre. “Quiero mejorar mis resultados anteriores, antes me presionaba mucho y cuando se acercaban las competencias no podía dormir y al final de cuentas siempre se trata de disfrutar lo que estás haciendo, por eso mientras todos los días me levante a entrenar a las cinco o a las siete de la mañana y practique entre seis u ocho horas, sé que voy a lograr mis objetivos”, asegura.

EL OTRO LADO DE LA TABLA

 

De no ser surfista, Ana asegura que sería gimnasta, antes de dedicar su vida al mar estudiaba ballet y gimnasia olímpica. Aunado a esto sus cualidades no se limitan a la actividad física, ya que está muy consciente de la importancia de prepararse de forma académica, por eso tomó la decisión de estudiar dos licenciaturas, administración de empresas y relaciones comerciales.

“Ya tendré tiempo de descansar”, asegura Ana, y es que su vida estudiantil también ha sido un gran desafío cuando se trata de cumplir con todos sus compromisos. “Hay veces que se junta la tarea con las prácticas e incluso con competencias, pero no me importa dormir cinco o tres horas porque hago lo que me gusta”, declara orgullosa.

“No sé cómo será el futuro, me cuesta mucho imaginarlo, a mí me encantaría surfear durante toda mi vida y aunque sé que en algún momento tendré que trabajar, pienso dedicarme a algo que tenga que ver con el surf y definitivamente tendría que vivir en una playa que tenga buenas olas”.

Por lo pronto esta joven de 18 años quiere marcar un camino en México, “hay pocas niñas que surfean y son aún menos las que han logrado algo a escala internacional, por eso me encanta compartir con mi hermana mi gran pasión y, así como lo hago con ella, me encanta compartir lo que hago con otras personas.

Es increíble ver que una niña se inspira en mí, por una parte es una excelente motivación para cada día ser mejor, pero por otro lado es una responsabilidad enorme porque siempre quiero dar lo mejor de mi y enseñarles cosas positivas, por eso cuido mucho mi actitud porque se trata de un estilo de vida para ser un ejemplo integral”, asegura.

Sin duda, su coraje, valentía, trabajo cotidiano y las ganas de sobreasalir en este deporte del mar son las cualidades que colocarán el nombre de esta niña en los libros de la historia del surf.

Fotos: Edgar Silva Fuentes S.Maquillaje y peinado: Ameyally Villanueva para appcanela.comStyling: Vans

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