Perfiles

En corto: Lucía Benítez y Micaela Miguel

Cocinar y pasar un rato agradable es lo que ofrecen en Sobremesa

Uriel Trejo

El destino te lleva por caminos inciertos. A mí me llevó al periodismo de estilo de vida, donde trabajar es ¡todo un gozo!

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¿Cómo surge el proyecto?

LB: Me dediqué mucho tiempo al marketing –12 años–, pero siempre la cocina fue mi pasión y hace seis años que regresé a México, antes vivía en España, dije: “es el momento de cambiar de profesión”, suena muy fácil, pero fue una decisión bastante difícil y ahorita  agradezco haberme atrevido. Empecé a dar clases de cocina, a hacer mi línea de productos y poco a poco me fui metiendo, tomé cursos y diplomados, nunca estudié la carrera de chef, pero llevo mucho más años en cursos, que si hubiera hecho la carrera. Hace un año conocí a Micaela Miguel y Mónica Patiño, con quienes empecé a trabajar en Delirio y Casa Virginia apoyándolas a hacer eventos. Un día les comenté que ya no podía porque son horarios muy difíciles y yo tengo dos hijos chiquitos, que me interesaba poner mi escuela de cocina, para tener un negocio que pudiera compaginar con mi vida personal; Micaela traía hace mucho una idea de hacer un espacio de creatividad, innovación y un laboratorio de gastronomía, platicamos y decidimos hacerlo juntas, eso fue en diciembre del año pasado, en enero nos pusimos a diseñar el logo, definir los nombres y fue hasta octubre que abrimos.

¿De qué se trata Sobremesa?

LB: Es un espacio muy versátil y dinámico en el que hay tanto clases y cursos de cocina con chefs de la casa como yo y otros, así como con chefs invitados, también se imparten talleres de arreglos florales para tu mesa, de coctelería con mezcal y botanas, fotografía de alimentos, entre otros. Estamos apenas entendiendo cuáles son los intereses de la gente, pero estamos abiertos a crear un sitio en el que las personas sigan aprendiendo, que puedan interactuar y salirse un poco de su rutina, en un ambiente casero.

¿Cuántas personas pueden participar?

LB: Las clases son máximo de 12 personas, porque son participativas, la idea es que todos metan “las manos a la masa”. También hay unas que son demostrativas, por ejemplo, tuvimos una con Mónica Patiño, en la que los participantes llegan, se les da un aperitivo, empiezan a cocinar, se quedan a comer con ella y es una experiencia más larga, en ese caso se aceptan hasta 15 personas.

¿Cuál es la duración de cada clase?

MM: Duran tres horas y si se organizan talleres especiales con chefs hasta cuatro o cinco horas, porque se quedan a comer o cenar, se echan el vinito y platican más tiempo.

¿En qué consisten las cookies parties?

LB: No hemos encontrado el término en español que lo describa bien, es un festejo en la cocina, la ides es que juntas un grupo de mínimo 10 amigos, escogen un menú de cinco opciones y pueden igual cocinar con nosotros. Después se quedan a cenar y pueden traer su vino o mezcalito, lo que quieran, nosotros los atendemos y se vuelve una fiesta privada, en la que pagas un precio por persona. Pueden traer su música y se quedan como en su casa. Si son más de 15, es lo mismo, nada más que ya no interactúan tanto en la cocina, aunque como el espacio es muy cercano se genera el mismo ambiente. Están funcionando muy bien, porque a veces por la rutina y la logística es complicado hacer una cena en casa, aquí es muy fácil, cada quien paga lo suyo y si no se les antoja cocinar, no importa, y nosotros los atendemos, con un chef en vivo. Luego les mandamos por mail las recetas y es como una clase. Además rentamos la casa, que es muy bonita para eventos, se puede hacer desde una boda o cualquier evento. Todo eso sucede aquí.

¿También tienen cursos para niños?

LB: Sí, tenemos clases para los pequeños y para enero esperamos contar en la terraza con un huerto para que tengan interacción con los productos, esto les servirá para tener más conciencia de dónde viene los alimentos. Personalmente tengo hijos y mucha gente me dice que cómo le hago para que coman tan bien, realmente es porque te ven a ti comer así y segundo, porque hay niños a los que nunca han metido en la cocina para que no se quemen y es súper importante para que ellos desarrollen sensorialmente los sentidos, tocarlos, oler, cortar la lechuga y ver que provienen de la tierra, cada vez hay menos contacto, y ahora creemos que la comida viene empacada, ése es el objetivo y también queremos aprovechar para que además de visitar el huerto tomen clases de pintura o algo creativo, no todo debe ser sólo comida, estamos buscando más interacción.

¿Por qué el nombre?

LB: Porque tiene que ver con la cocina. La sobremesa es ese espacio en el que podemos compartir y surgen otras pláticas, donde aprendamos de los demás, no sólo de las recetas que les damos, sino de lo que los participantes comentan. Estar tranquilo, contentos y compartiendo algo que lleva mucho tiempo de preparación y esfuerzo. Además aprendes recetas buenas, probadas, que las vas a hacer realmente en su casa.

¿Cómo pueden enterarse de sus cursos?

En la página web sobremesa.mx, ahí tenemos el calendario, ahí pueden cotizar los cookies parties, reservar y pagar. Está muy fácil.

¿Qué significa para ustedes?

MM: Para mí es un espacio un poco más libre, donde podemos hacer otras cosas alrededor de la cocina, lo que más me emociona es que sea como un canvas para pintar y puedas ser libre de hacer lo que más te guste.

LB: Me gusta mucho que la gente se acerque para saber qué es lo que están comiendo y tengan más conciencia de dónde vienen los productos, de qué ingredientes tiene una receta. Al final se crea una integración, eso es lo que más me gusta, es un momento en el que realmente la gente se relaja, conecta con otras personas y se genera una interacción increíble.

Fotos: Fernando Canseco

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