Must

Stories by Sofia: Claro como el agua caribeña

Estaba sentada en la playa viendo cómo el cielo se opacaba y teñía de gris y no te extrañe
Publicado el:

Estaba sentada en la playa viendo cómo el cielo se opacaba y teñía de gris y no te extrañé. Al contrario, me di cuenta de cuánto me extrañaba a mí.

La gente me dijo que estaba loca por viajar sola, que qué iba a hacer un fin de semana completo en una suite en un hotel cinco estrellas retirada del mundo en Mayakoba, ¿pero sabes qué hice? Me encontré. Y te enterré. Y ahora sé que era inevitable que esas dos cosas sucedieran al mismo tiempo y que no podía ser de otra forma.

Sintiendo la arena jugar entre los dedos de mis pies me dije, ¿tenerlo aquí mejoraría el momento? Y entonces te pensé. Te imaginé sentado junto a mí, con tus piernas largas, flacas y tu barriga de señor, viendo tu celular mientras yo estaría intentando admirar la belleza del Caribe.

Con tan sólo pensarte, un sentimiento de soledad recorrió mi cuerpo entero y se asentó en mi estómago. Luego abrí los ojos y no te vi, y se fue. Me sonreí a mí misma. No estaba sola, estaba conmigo. Que ironía que a tu lado siempre me sentí más sola que en ese momento sentada sin nadie a mis alrededores en una playa gris de Cancún mientras las primeras gotas de lluvia mojaban mi cara.

Ahí confirmé lo que siempre sentí, pero jamás admití, que contigo fui más miserable que feliz. Pero no todo es malo, ni tragedia, porque cada vez tardo menos en poner lo que merezco por encima de lo que quiero, y comprobé que es mejor estar sola que mal acompañada y aprendí que las palabras que digas no van a modificar el comportamiento de quien no siente nada por ti y todo eso fue gracias a que pasaste por mi vida.

Y así tenía que ser, sólo de pasada, porque cada minuto a tu lado era uno de más. Hay gente que a pesar de ser aparentemente buena, jala el brillo de aquellos con luz. Como una sanguijuela de energía que te deja con la pila descargada cuando se va. Así fuiste tú. Y a tu lado sentí cómo ese brillo característico mío se iba apagando y atenuando. Sin ser malo, eres ese tipo de persona.

Con las que aprendes y te hacen crecer, pero desde el dolor, desde la indiferencia. Pocas cosas duelen más que la indiferencia y cuando te enfrentas a una persona como tú, pues te obliga a crecer, por que te das cuenta de que te tienes que importar a ti misma o no le importaras a nadie. Desde que te fuiste he descubierto a otro tipo de personas.

Existen personas que te dan alas cuando olvidas que las tienes porque un día alguien quiso cortártelas. Y luego están mis favoritas, aquellas que te regalan cielo porque saben que, aunque puedan estar rotas, tienes unas alas preciosas. Con todo lo que me emocionó encontrarte, estoy aún mas ilusionada de perderte, porque lejos de dejar un vacío, me has dejado llena de mí.

Con el tiempo se aprenden muchas cosas, y he aprendido a regalar mi ausencia a quien no valora mi presencia, a brindar libremente mi indiferencia a quien no se agobia por mi bienestar y que conoces mucho más de una persona por la forma en que se va de tu vida que por todo lo que te demostró mientras estuvo.

También he aprendido que mi valía no está determinada por el tipo de persona de la que me enamore y no se deteriora sólo porque alguien no tenga ni idea de hacer las cosas bien. El amor ni duele ni mata ni hace daño.

No te hace sentir pequeña, deja intacta tu autoestima y no atenta en contra de tu esencia ni interfiere con tu condición de mujer. Nadie se muere sin nadie ni por nadie.

Aunque cueste tiempo entenderlo, existen pérdidas que te hacen ganar. Así que dejemos las cosas claras mi amor, tan claro como el agua caribeña, no soy yo, eres tú.

Foto: Especial

También podría interesarte:

Stories by Sofía: Ni tú eras para tanto, ni yo soy para ti

Stories by Sofía: Si Coelho lo dice, ha de ser cierto

Stories by Sofía: La mejor amiga, mi amigo gay