Lujo

Lujosas habitaciones, pero baños compartidos: así era la primera clase del Titanic

Desde las habitaciones que actualmente costarían casi dos millones de pesos hasta el extravagante menú que comían.
Cómo era la primera clase del Titanic.
*Twentieth Century Fox
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Hablar del Titanic no es sólo mencionar su desafortunado accidente que ocasionó que el 14 de abril de 1912 se hundiera tras haber chocado con un iceberg, sino también de lo lujoso que era el barco transatlántico.

Sus habitaciones, así como las amenidades que ofrecía a sus pasajeros de primera clase gritaban opulencia a los cuatro vientos. Las habitaciones estaban decoradas con finas telas y candelabros, tenían los mejores servicios y restaurantes en los que podían comer langosta, caviar o foie gras.

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A continuación, te enlistaremos algunas de las amenidades a las que tenías derecho como pasajero de primera clase del Titanic.

[Foto: Twentieth Century Fox]

Los precios de los boletos

No podías tener derecho a los lujos a bordo del Titanic, si no eras millonario. Aún actualmente, con el cambio de tarifa ajustado a la inflación, es un precio casi imposible de pagar.

El boleto de primera clase más económico costaba 23 libras, que actualmente equivalen a cerca de 2,300 libras. Es decir 68 mil 300 pesos más comidas.

[Uno de los anuncios del Titanic. Foto: Wikicommons]

Las habitaciones

Los precios iban de las 400 a las 870 libras que actualmente equivalen a 40 mil y 87 mil libras respectivamente. Eso, convertido a pesos mexicanos deja una tarifa de entre un millón 187 mil y hasta dos millones 600 mil pesos por una habitación “Deluxe”.

El barco estaba equipado con 39 suites privadas con dos recámaras, dos clósets completos y un baño. Éstas eran las únicas que tenían una regadera privada. El resto de las habitaciones de todas las clases, incluyendo la primera, tenían que compartirlas.

[Una de las habitaciones medianas de primera clase. Foto: Wikicommons]

Los baños

Ser de primera clase no te garantizaba tener tu propia regadera privada si no pagabas lo suficiente, pues sólo las suites tenían su baño privado.

El resto, tenía que compartir la regadera con el resto de las habitaciones de la misma categoría. Para esto, cada huésped avisaba a su ayudante personal cuando quisiera tomar una ducha. Éste iba a revisar si la regadera estaba disponible y la apartaba para que cuando el huésped llegara, estuviera en perfectas condiciones.

[Así se veía una de las habitaciones más pequeñas de la primera clase. Foto: Wikicommons]

Lo más curioso es que, como el Titanic limitaba el uso de agua fresca, las regaderas funcionaban con agua de mar. Las únicas regaderas que tenían agua fresca eran las de las suites.

El menú

Si bien había un salón principal en donde todos los de una misma categoría podían ir a cenar, los huéspedes de primera clase tenían la opción de visitar el restaurante Á la carte, en donde a todas horas se servía comida, como su nombre lo dice, a la carta.

Su menú incluía ostras, filete mignon, salmón, foie gras, cordero con salsa de menta, helado de naranja con champagne, caviar, langosta, codorniz originaria de Egipto y fruta fresca como uvas o duraznos.

[El café Parisien estaba abierto sólo a los pasajeros de primera clase. Foto: Wikicommons]

Además, el alcohol y los puros no faltaban. Se estima que llevaba cerca de 15 mil botellas de cerveza, mil botellas de vino, 850 botellas de licor como whiskey y ocho mil puros.

Las amenidades

Los pasajeros de primera clase tenían acceso a un gimnasio equipado con bolsas para practicar box, una máquina para hacer remo, bicicletas fijas y un caballo eléctrico para quienes hacían equitación.

Además, tenía un baño turco, un sauna, una sala privada de masajes, alberca, cancha de squash y un barbero sólo para los de primera clase.

[El gimnasio al interior del Titanic. Foto: Wikicommons]