27 pasteles y fresas con crema: este fue el menú que se sirvió en la boda de Carlos y Diana 

Hace 40 años, en una fastuosa ceremonia en la Catedral de St. Paul en Londres, el príncipe Carlos y una joven Diana de Gales se dieron el sí acepto. Su boda, catalogada como la del siglo, fue televisada y vista por millones de personas alrededor del mundo; el vestido de Diana es uno de los más icónicos que ha usado la realeza e incluso iniciaron la tradición del beso en el balcón del Palacio de Buckingham, pero poco sabemos de la fiesta que vino después de la ceremonia. 

La recepción, que se dio en los jardines del palacio de la familia real estuvo llena de invitados importantes y lo más impresionante fueron los 27 pasteles que se sirvieron. 

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Los invitados 

Luego de la ceremonia en la Catedral de St. Paul, un selecto grupo de invitados, entre ellos la familia real y algunos jefes de Estado, se dieron cita en los jardines del Palacio de Buckingham para un pequeño lunch de recepción. En total, fueron 120 personas las que se reunieron para recibir a los recién casados. 

El menú 

Podría parecer un menú un poco no tradicional para una boda, pero cuando se habla de una boda de la realeza está ad hoc. Los invitados a la recepción pudieron comer rémol (un pescado plano originario de Europa) en salsa de langosta, pollo a la princesa de Gales (relleno con mousse de cordero) y de postre las tradiciones fresas con crema inglesas. 

Los 27 pasteles 

Diana y Carlos no se conformaron con uno ni con dos pasteles, sino que sirvieron ¡27!

El pastel oficial de la boda fue hecho por David Avery, el repostero principal de la escuela de cocina de la Marina Real y quien tardó 14 días en hacer tan espectacular pastel. Su decoración incluía el escudo de armas del príncipe Carlos, el escudo de la familia Spencer y varias flores como rosas, lilies y orquídeas. 

El baile de los novios 

Aunque no se tiene un registro oficial de cuál fue la primera canción que Diana y Carlos bailaron, se sabe que Lester Lanin, un jazzista estadounidense que también estuvo amenizando la boda de Grace Kelly con el príncipe Rainier III, estuvo en la recepción de la boda. 

La luna de miel 

Luego de partir el pastel, Diana se quitó el enorme vestido de novia y lo cambió por un conjunto color rosa, mismo que usó para iniciar su Luna de Miel. 

La pareja partió de la recepción en un coche decorad con globos y corazones rumbo a la estación de trenes en Waterloo. Ahí viajarían a la casa de campo de Hampshire, la misma en la que la reina Isabel II y el príncipe Felipe pasaron su noche de bodas. 

Días después viajarían a Gibraltar desde donde tomarían el yate real Britannia para pasar 11 días por el Mediterráneo. Finalmente regresarían a Escocia a pasar el resto del verano en el Castillo de Balmoral. 

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