Ser mujer es: Gabriela Carrillo

Reconocida como Arquitecta del Año en 2017 por Architectural Review, Gabriela Carrillo es una mujer con liderazgo que organiza su vida entre el taller de diseño, su familia, la docencia y el proyecto social ReConstruir México.

Socia de la firma Taller de Arquitectura Mauricio Rocha + Gabriela Carrillo, esta talentosa mexicana no concibe su día a día sin imaginar y analizar espacios, sintiendo esa pasión tan vital como el deseo de aportar al país donde desarrolla su voluntad creativa, a la par de ser catedrática de la Facultad de Arquitectura de la UNAM y miembro de ReConstruir México; iniciativa que apoya a las comunidades de Morelos cuyas casas sufrieron daños por los sismos.

“Tener conciencia por nuestro entorno y aportar a la sociedad son decisiones de vida en cuanto a nuestra práctica profesional, yo me siento muy cómoda trabajando con una comunidad, porque es algo que siempre he hecho”, dice la arquitecta Gabriela Carrillo, quien suma 20 años de trayectoria. “Mi oficina ha tomado la decisión de hacer política con el trabajo que hacemos, y esa política se construye en la búsqueda de crear espacios dignos, principalmente públicos”. Aunque esa convicción no quiere decir que no tengan todo tipo de clientes: tanto públicos como privados, para los cuales diseñan casas a todas las escalas, museografías, hoteles, plazas públicas, centros comunitarios y proyectos efímeros.

AFRONTA LOS RETOS

Aunque la arquitectura es una profesión dominada por el género masculino, donde la mayoría de las grandes figuras son hombres, ella nunca se ha sentido violentada o excluida. “Las mujeres hemos hecho arquitectura toda la vida, desgraciadamente bajo el seudónimo de un hombre o firma, pero sin esa fuertí- sima lucha de las mujeres por significar y tener presencia en todo ámbito, ahora no estaríamos tomando decisiones”, señala. “Pienso que el problema real es el tiempo, habría que esperar a que avancen los años para ver a más chicas ganar el Pritzker, por ejemplo, como sucedió con el Serpentine Pavilion, que pronto lo hará Frida Escobedo, una chica-arquitecta-mexicana”.

En estas dos décadas de injerencia en el mundo arquitectónico, Gabriela se siente muy afortunada, tanto en las aulas como en la oficina y la obra, aunque es chistoso, porque las veces que han surgido diferencias o situaciones enfáticas por ser mujer, “han sido con gente preparada, es irónico, pero es más probable que algún cliente sea un poco machista en su aproximación que un albañil de la construcción”.

Si existe el Día Internacional de la Mujer y los premios especiales para arquitectas es porque aún hay desigualdad, es evidente. Además, a nivel académico, aunque haya casi el mismo porcentaje de estudiantes hombres y mujeres, “en la práctica profesional, la realidad es que 70 por ciento son hombres y el resto mujeres”. Sin embargo, ejercer su vocación es una decisión personal, “yo me volvería loca si no hago arquitectura, porque dejaría de ser yo, sería como perder un pedazo de mi esencia, de mi personalidad, de mi vida”.

“Tener un socio 13 años más grande que yo, que además es un súper arquitecto, nunca ha sido sencillo, sobre todo cuando le digo a un cliente que trabajo de la mano con él, como socia del taller, les resulta complicado entenderlo, porque creen que soy la parte técnica, pero no, yo produzco conceptos e ideas tanto como Mauricio y lo que hacemos es construir un diá- logo que se enriquece”. Esa discusión intelectual es, sin duda, lo que les ha traído renombre internacional, obras que trascienden lo material, porque su arquitectura no tiene que ver con el género, sino con la genialidad.

COMPROMISO SOCIAL

A tres días del sismo del 19 de septiembre de 2017, su oficina, donde la mayor parte son entusiastas y jóvenes arquitectos, quiso aportar como gremio. Entonces, hablaron con Erika Loana, directora de Infraestructura Cultural, quien trabaja con Cristina Faesler, titular de la Secretaría de Cultura de Morelos, y le preguntaron en qué podían colaborar. Erika les comentó que el INAH estaba rebasado y que necesitaban que un grupo de arquitectos hiciera un levantamiento de daños en inmuebles patrimoniales.

Tras hacer una convocatoria pública se presentaron 75 arquitectos, y así organizaron brigadas para visitar los inmuebles. Cada grupo fue a uno de los 15 lugares afectados de Morelos como Totolapan, Chinameca, San Andrés Hueyapan o Tetela del Volcán.

“Nosotros llegamos a Tlayacapan, donde hay 24 capillas distribuidas en el municipio, más el convento que es Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, pero al ser un pueblo mágico existen viviendas particulares protegidas por el INAH, aunque muchas de ellas están dañadas y habitadas”, explica la arquitecta. “Fue crítico, había 80 familias queriendo linchar a los delegados del INAH, porque querían demoler sus casas para no tener riesgo. Había un terror generalizado y ahí nos preguntamos cómo debe operar una institución patrimonial, cómo convencerlos de reconstruir”.

Al estar en contacto con un grupo de arquitectos, todos le manifestaron su ánimo de ayudar y así surgió ReConstruir México, una iniciativa que propone generar estrategias y diná- micas de construcción más eficaces y sostenibles. Rozana Montiel, Tributo, Materia, Taller de Arquitectura, Javier Sánchez y Gaeta-Springall, entre otros 300 arquitectos, ingenieros, antropólogos y arqueólogos se sumaron para aportar lo que saben hacer. “Conseguir recursos en este país es complejísimo, tanto como ser una ONG que recibe donaciones, por eso, desde que empezamos hasta el día de hoy estamos trabajando con nuestros propios recursos”. Una luz en el camino fue la donación de materiales y herramientas de Home Depot, a través de Casa Wabi, para centros comunitarios.

“Es necesario entender cuál es el contexto social, económico e histórico, la memoria del sitio y sus habitantes, hacer un proceso de disección para determinar la manera en que podemos ayudar desde la arquitectura”. 

Fotos: Sergio Bejarano

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