Perfiles

Ser mujer es: Carolina Coppel

Presentamos cuatro historias de éxito, mujeres con ética y pasión
Publicado el:

Carolina Coppel propone ir más allá de la defensa de los derechos de la mujer, hacia la construcción de una nueva sociedad.

En la discusión sobre si existe una nueva manera de ser mujer, Carolina Coppel propone mejor una nueva manera de ser humano. Ella cree que la lucha por ocupar más y mejores puestos dentro de la estructura que hace funcionar a la sociedad pierde sentido si no se logran erradicar el racismo, el clasismo y la discriminación. La activista celebra las conquistas de espacios en la política y como profesionista, condena que siga sin tener valor el trabajo no visible de las mujeres.

“Luchábamos por participar en un mundo diseñado por los hombres, en donde solamente necesitamos producir y no ponerle valor a la parte de la vida que requiere cuidado”.

“Personalmente, he decidido concentrarme en cómo podemos hacer las mujeres para cuidarnos a nosotras y a los demás. No tanto pensar en cómo lograr la igualdad por la igualdad sino cómo pensamos completamente diferente el diseño de la sociedad”.

La defensa de sus derechos particulares ha permitido que no se pierdan entre los derechos generales, Coppel afirma que “el mainstream logra siempre comerse a los discursos de resistencia, los hace suyos”. Pone como ejemplo el caso del movimiento All Lives Matter, que surgió en Estados Unidos como respuesta a lasexigencias de los activistas afroamericanos de Black Lives Matter: “muchas personas señalaron que todas las vidas son valiosas, aunque la realidad es que históricamente quienes han sido violentados son los afroamericanos. Si tú te montas en ese tipo de discursos vuelves a invisibilizar la importancia de denunciar el racismo y la discriminación en el país”.

La idea de feminismo que Carolina predica viene del contacto que tuvo desde la universidad con las comunidades zapatistas. Ahí las mujeres sostienen la necesidad de que hombres y mujeres dejen de verse como antagonistas.

“Los derechos de las mujeres han jugado un papel muy importante para cerrar filas y pensar en las mujeres como grupo, pero también pienso que no hay que quedarnos ahí, porque este mundo no está hecho de un sólo género, preferible que busquemos cómo estar mejor juntos”, expresa.

RESISTIR A DIARIO

Luego de reflexionar, aprendió a no involucrarse en tantos frentes al mismo tiempo, hoy en día Carolina solamente se enfoca en su trabajo como productora independiente de cine y en su familia, aunque mantiene presencia como colaboradora en múltiples causas. Desde hace años se dio cuenta de que no puede parar de trabajar en lo que le apasiona. Forma parte de la asamblea de socias de la organización feminista Fondo Semillas, así como del consejo asesor de la gira de cine documental Ambulante. Fue además colaboradora en la campaña de María de Jesús Patricio, aspirante a una candidatura independiente por el Congreso Nacional Indígena para la elección presidencial de 2018. Ha estado involucrada en la promoción de la Agenda 21 para el desarrollo sostenible del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y en Fundación W.K. Kellogg, que se enfoca en el desarrollo de comunidades marginadas. “No puedo dejar de hacerlo, es una sensación física, no puedo parar”, apunta; “siento mucha responsabilidad de hacer de este mundo un mejor lugar y de que seamos mejores personas. No puede ser el nivel de violencia, desconfianza y desconexión al que hemos llegado, la falta de respeto al otro y a la naturaleza”.

Pero además de que siempre ha trabajado en organizaciones con causa, desde que comenzó su carrera laboral ha tenido que defender sus derechos personales, como lo hacen millones de mujeres, a diario.

“En mi experiencia de trabajo con derechos humanos siento que esas barreras nunca se van por completo. Los avances que se conquistan, si no se defienden, se pierden. Hay que estar rasgando el muro, como dicen los zapatistas, porque si no se vuelve a resanar la grieta”, expone, “en mi caso, el hecho de ser mujer nunca fue un impedimento muy grave, pero sí tuve que imponerme a mi familia y sortear acosos en el ambiente laboral. Me parece dramática y absurda la disparidad salarial entre hombres y mujeres, pero cuando eres determinada, no te detienes a pensar en eso”.

Trabajar con mujeres indígenas determinó su carrera y conciencia política. En 2004 recibió el título de maestra en Políticas Alternativas para el Desarrollo, con una tesis de maestría sobre mujeres zapatistas y la forma de organización de sus comunidades. De ahí surgió la invitación a participar en la campaña de Marichuy, en la que vio la posibilidad de hacer visible la incapacidad de la sociedad mexicana de dejar a un lado el machismo y el clasismo, para imaginar que una mujer indígena pudiera ser la presidenta de la República. Aún así considera que sentó un precedente importante sobre una manera diferente de ver el poder.

Más recientemente, participó de forma activa en la creación del Sindicato de Empleadas Domésticas, desde su posición en Fondo Semillas, una ONG que provee fondos para que otras asociaciones civiles enfocadas en derechos de las mujeres puedan cumplir su labor.

“Es un espacio muy importante para no dejar de trabajar todos los días en que los derechos no se pierdan y podamos seguir avanzando ahí. Me gustaría que la gente se acerque porque no hay otra institución como ésta en México y cambia la vida de muchísimas mujeres y de hombres a través de ella”, destaca Carolina.

Recientemente renunció a su puesto como directora de Ambulante Más Allá, la escuela de cine documental para jóvenes indígenas, en la que, además de capacitarlos para el empleo como productores multimedia, les ayudan a difundir su material.

“Las historias modifican la percepción que se tiene de la realidad. Además, el arte y la cultura pueden hacer cambios radicales a niveles más subjetivos en las personas”.

ROMPER ESQUEMAS

Especialmente el zapatismo tuvo una gran influencia profunda en esta filosofía de vida que eligió Carolina y a partir de ahí ha generado la que hoy propone como alternativa al funcionamiento de la sociedad. Pensar en un mundo donde quepan otros mundos, ir al paso del más lento y, sobre todo, pensar el poder distinto. También le enseñó que los cambios sociales profundos no son unidimensionales, pero hace una invitación a las mujeres para que en lugar de pensar en sumar cargas y responsabilidades a las que ya tienen, encuentren espacios de silencio para reflexionar sobre un mundo distinto.

“Tener una experiencia de vida que parta de una cosa tan básica como es el amor. Volvernos a conectar a partir de la bondad del ser humano y reconocer la necesidad que tenemos el uno del otro”, concluye. 

 

 

Fotos: Sergio Bejarano

También podría interesarte:

Baumgartner, el arquitecto mexicano que diseña la felicidad

Los Obama presentaron sus inusuales retratos

Malia Obama ya no tiene habitación propia