Perfiles

Promesa taurina: Luis Miguel Castrillón

El matador colombiano Luis Miguel Castrillón platica cómo se convirtió en torero y de su amor por la afición mexicana
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Para quienes sueñan con ser toreros, los tentaderos despiertan mucha ilusión. Así fue como comenzó Luis Miguel Castrillón en el mundo de los toros.

Originario de Medellín, Colombia, el joven de 23 años siempre fue muy cercano a la tauromaquia. “Mis padres me llevaban a la plaza desde que era muy pequeño y me encantaba, pero el ser torero lo veía como algo inalcanzable, que no era normal”.

Cuando cumplió 13 años se dio cuenta que no era imposible realizar su sueño, así que entró a una escuela taurina en Medellín. Ahí estuvo aprendiendo durante un año a utilizar la muleta, el capote y demás movimientos dignos de un novillero.

Desde ese momento, el ser torero era lo único que ocupaba los pensamientos de Luis Miguel. “Mis padres siempre me apoyaron cuando les dije que me quería dedicar a esto”.

 

Un parteaguas en su carrera fue cuando viajó a Sevilla para continuar con su preparación, donde el maestro José Antonio Campuzano le mostró su apoyo incondicional desde el principio. Campuzano es un torero retirado que se dedica a enseñar este arte y dirige la escuela taurina de La Recua. Es conocido por haber sido un buen torero y, además, por formar profesionales de la talla del francés Sebastián Castella.

Bajo su tutela, Luis Miguel realizó su primera novillada en la feria de Valladolid, una de las plazas más importantes de España. Posteriormente regresó a Cali para tomar la alternativa en 2013, compartiendo cartel con los matadores Miguel Ángel Perera e Iván Fandiño.

 Luis Miguel hace énfasis en lo taurino que es su país de origen. “Son cuatro ferias muy importantes y las plazas son de primera, aunque las temporadas son muy cortas porque duran de diciembre a enero”. Sin embargo, muestra una fascinación por nuestro país.

Fotos: Sergio Bejarano

 

“México es muy especial y me llamó mucho la atención la pasión con la que viven la fiesta taurina, casi igual o con más euforia que en España; esa fiebre, por así decirlo, me motiva mucho”.

Para estar a la altura de cada corrida, Luis Miguel ha tenido que dejar a un lado su vida social. “Al ser torero hay varios sacrificios que tienes que hacer; no hay que salir a fiestas porque no estás al 100 por ciento al día siguiente y es necesario entrenar diario, y tampoco puedes tomar tanto; se pierde un poco la juventud en esta profesión”.