Perfiles

Paola Sepúlveda directora de Fundación Selva

 ¿Qué hace fundación selva?


La filosofía es trabajar con comunidades en la selva Lacandona para lograr que tengan mayor calidad de vida y con eso mejoren su relación con el entorno a través de proyectos sociales productivos ambientales. En la parte social trabajamos con igualdad de género, con jóvenes y niños en grupos de comunicación no violenta, con apoyo en educación ampliada. En proyectos productivos tenemos unos de mujeres boradaoras de la selva, en el que participan 18 personas.

 

Paola Sepúlveda
Paola Sepúlveda
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 ¿Qué hace fundación selva?

La filosofía es trabajar con comunidades en la selva Lacandona para lograr que tengan mayor calidad de vida y con eso mejoren su relación con el entorno a través de proyectos sociales productivos ambientales. En la parte social trabajamos con igualdad de género, con jóvenes y niños en grupos de comunicación no violenta, con apoyo en educación ampliada. En proyectos productivos tenemos unos de mujeres boradaoras de la selva, en el que participan 18 personas.

 

Damos educación ambiental a los niños, todo a través de juegos y excursiones. Hicimos un huerto y un vivero selvático para que reconozcan las especies que los rodean. La gente de ahí es mestiza, no son originarios de la selva, sino del interior de la República, y de ahí que no la conozcan muy bien. Buscamos cambiar eso y que sepan cómo sacarle provecho al entorno. Con adultos trabajamos además en campañas de basura, damos talleres de composta e insecticida orgánico. También tenemos un proyecto de yoga comunitario, al que asísten cerca de 35 señoras con nuestros voluntarios.

 

¿Qué ha sorprendido más al trabajo con los habitantes de esta zona?

En un inicio la gente es cerrada, pero pasan unos pocos días y se abren por completo. Las mujeres son super chambeadoras, se meten a todo, están con el niño, el proyecto, la casa, el esposo. Ya soy como parte de la comunidad.

 

¿Por qué es importante cuidar está selva?

 

Porque es el centro con más alta biodiverdidad de América septentrional. Está dentro de la Cuenca del río Usumacinta, la cual representa el 30% de los recursos hidraúlicos de México, 60% de la energía eléctrica del país se genera en esta cuenca del río Usumacinta, tienen muchísimas presas. Si se empiézan a caer los árboles, a perder suelo, se empiezan a secar los ríos, se pierde la potencia y al ratito no vamos a tener focos prendidos en el D.F. Aparte de su biodiversidad y de la importancia que tienen en la regulación de CO2.

 

¿Qué porcentaje se ha perdido?

60%. A partir de 1995 se abrieron las carreteras con el zapatismo y llegó mucha más gente a zonas donde no vivía nadie. El gobierno empezó a poblar de una manera desorganizada y sin analizar el suelo, éste no sirve ni para ganado ni para cultivo. Y a esas actividades son las que saben hacer quienes llegan, entonces tiran la selva para empezar a trabajar y se la acaban.

 

¿Cómo modificar esas prácticas?

Hay varias organizaciones tratando de hacerlo, como Corredor biológico, que impulsa mchos proyectos productivos en la zona para lograr que cambien esas actividades. Selva se mete en la parte social de las comunidades, porque no le puedes pedir a alguien que deje de tirar un árbol si primero tiene la preocupación de que su esposo le pegue, o no tiene qué comer, o si no tiene educación; primero van las necesidades básicas. Selva busca unir esfuerzos con otras organizaciones y el gobierno para que tengan estas bases mejor cimentadas. En la zona somos la única organización que realiza trabajo comunitario con enfoque ambiental.

 

¿Ya te sientes allá como en tu casa?

Todos me conocen. Cuando paso por la escuela los niños quieren abrazarme y jugar conmigo. Me gusta mucho el café de allá y me gusta el río Lacantún, tiene unas vistas espectaculares. Además, oyes a los sanguatos (monos), y ves volar a guacamayas y tucanes.

 

 

¿Cuántas personas se han visto beneficiadas con los programas de Selva?

Alrededor de 800 habitantes de la comunidad de Boca de Chajul, el lugar en el que actualmente trabajamos. Estamos en vías de lograr que sea una comunidad verde.

 

¿De dónde viene tu gusto por cuidar el medio ambiente?

Nací con él. Estudié gastronomía en el Cessa, pero siempre me ha gustado la naturaleza y los animales. Mi mamá siempre me dejó tener pollos, gallinas y codornices en mi casa, era una granja. Luego trabajé en Fomento Cultural Banamex, hacienda una investigación en Yucatán y me di cuenta de que me encantaba el trabajo comunitario. Decidí hacer algo por el medio ambiente, busqué trabajo en alguna fundación ecológica, no lo logré y decidí, con unas personas que ya tenían este proyecto en mente, llevar la batuta y lanzarlo.