Perfiles

Orgullo mexicano: Julián Ríos

El joven de 16 años inventor del sostén que detecta cáncer de mama, se une al segundo evento TEDx
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Por segunda ocasión, el Colegio Alemán organizó un día lleno de conferencias motivadoras e inspiradoras para sus alumnos bajo el formato TEDx. Entre los invitados como speakers se encontraba Julián Ríos, un notable mexicano que a sus 16 años de edad inventó un mecanismo que ayuda a detectar el cáncer de mama.

Antes de subir al escenario de TEDx, Ríos nos compartió un poco acerca de su historia, su futuro y el de su compañía.

El viaje de Julián hacia la innovación comenzó cuando él apenas tenía ocho años de edad. “Desde que recuerdo me ha interesado el cáncer de mama, ya que mi mamá tuvo este padecimiento en dos ocasiones, una cuando yo tenía ocho años, y otra cuando tenía trece. La primera vez obviamente no era tan consciente de lo que estaba sucediendo, pero a pesar de eso el cáncer de mama fue una palabra que se quedó conmigo, aunque en ese momento no comprendía del todo lo que significaba. La segunda vez, mi madre se realizó una mastografía en México y el oncólogo le dijo que estaba limpia; después de seis meses se vuelve a hacer otra y resultó que tenía dos tumores en fase inicial. Fue ahí cuando no solamente me di cuenta de la falibilidad de los métodos actuales de detección de cáncer de mama, sino también del mismo sistema médico”, comentó.

Después de tan abrumador descubrimiento, la madre de Julián tuvo que someterse a una mastectomía doble. Ante este suceso, Ríos se dio a la tarea de investigar lo que significa tener cáncer de mama, no solamente desde la perspectiva científica, sino también desde el foco emocional y físico. Fue en este instante cuando se dio cuenta de las cuestiones obvias en la enfermedad. “Posterior a una ardua investigación entendí que este tipo de cáncer se puede detectar si observamos el cambio de temperatura, textura y color en los senos. Entonces pensé que todo eso se podía cuantificar de alguna manera con sensores y de ahí una cosa me llevó a la otra”, señaló.

Con esta idea en mente y con tan sólo 16 años, Julián inició la fase activa de su proyecto cuando se inscribió a un congreso de innovación en su preparatoria en el Tecnológico de Monterrey. “En este congreso me dijeron que eligiera algo en lo que trabajar, al principio no tuve ideas tan buenas, y como verdaderamente quería aprovechar la oportunidad decidí hacer algo que realmente me interesara, aunque sonara muy descabellado. Entonces, el cáncer de mama era un tema del cual conocía mucho, me interesaba y además sabía que había mucho espacio de innovación dentro de ese campo, tres cosas que son muy importantes para encontrar nichos de oportunidad.

Aquí volví a recordar las tres palabras básicas que tienen que ver con este tipo de cáncer: textura, color y temperatura, por lo que se me ocurrió juntar varios sensores para poder cuantificar estos cambios y posteriormente hacer un algoritmo que ayudará a diagnosticar. Gané el congreso con esta idea, que en ese momento era muy teórica y nada práctica, me dieron una beca para irme a una incubadora con mi proyecto y ahí me di cuenta que este proyecto sí podía ser una realidad si me lo tomaba en serio.

Al ingresar a la incubadora, el oriundo de Monterrey se da cuenta que tenía un gran reto frente él, ya que no sólo se requería de unir sensores, sino también de crear algoritmos de inteligencia artificial, “no lo podía hacer solo, así que me junté con tres personas más: Andrés Muriel, José Ángel Lavarriega y Antonio Torres, a quienes conocía previamente por estar en equipos representativos de robótica”, afirmó Ríos.

Con el equipo formado, Julián comenzó a convertir su idea en una realidad. Sobre este proceso recuerda que “empezamos con el tema hace dos veranos, cuando tenía 16 años, trabajábamos en la incubadora más de 12 horas diarias hasta que logramos conseguir un producto viable, con dos prototipos. Ahora ya tenemos ocho y una empresa que se llama Higa.”

Ya con Higa en el camino y haciendo pruebas clínicas, el equipo observó que el cambio de color y textura en los senos no eran factores importantes en el cáncer de mama de la mujer, pero al mismo tiempo detectaron que la temperatura parecía un foco de atención muy prometedor, razón por la cual Julián se centró en hacer un sostén llamado Eva que, con base en sensores de inteligencia artificial, midiera las curvas de conductividad térmica en las mamas, lo que en conclusión dio un prototipo exitoso para poder detectar esta enfermedad.

Sobre Eva, su inventor comentó que “lo ideal es que se utilice de 60 a 90 minutos por semana, aunque se puede utilizar más tiempo, ya que mientras más datos tenemos es mejor y los algoritmos son más específicos al comparar información. El diagnóstico no se da en la primera semana, porque los datos se tienen que ir comparando, entonces, si vemos algo mal alertamos a la persona, de lo contrario, solamente decimos que continue con la revisión.” Por otra parte, agregó que hoy por hoy “tenemos financiamiento y estamos en medio de pruebas clínicas en Pachuca y a punto de empezar con éstas a escala nacional con el IMSS. Con COFEPRIS, el proceso está en marcha y en teoría a finales de este año ya tendremos la aprobación para salir al mercado en México y en ciertos países de América Latina. Esperamos que a finales de este año, o mediados del próximo, de forma muy utópica sea cuando las mujeres mexicanas ya puedan comprar el dispositivo en línea, tiendas de conveniencia, en hospitales y clínicas.”

Cabe destacar que este orgulloso talento mexicano ya ha recibido un gran número de reconocimientos como el Premio Global del Estudiante Emprendedor en Alemania, el Premio Everis, el Spotlight en Monterrey y el Premio Vanguardia por parte de la Universidad de Minerva.

Al concluir nuestra charla con Julián, comentó que “México desafortunadamente es un país que va muy atrasado en cuestiones de innovación y emprendimiento. Sin duda me siento halagado de representar a mi país, pero representarlo también me trae consciencia de las fallas y problemas que existen en el ecosistema emprendedor en México, por lo que estoy al tanto de que hay mucho trabajo por hacer”.

 

Fotos: Karla Gómez