La escasa relación padre e hijo entre Felipe de Edimburgo y el príncipe Carlos

Mucho hemos hablado del príncipe Carlos, de su madre, la reina Isabel y del príncipe Felipe, su padre; sin embargo, poco se ha mencionado su relación familiar fuera de los compromisos reales.

Desde siempre, las personas cercanas a la Familia Real han mostrado su preferencia a que la princesa Ana ocupe el trono, en vez de su hermano Carlos. Incluso su padre.

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El favoritismo por su única hija siempre fue notable. Deportiva, valiente y astuta para lidiar con la controversia y opinión pública, fue considerada un reflejo de su padre.

“Felipe siempre estuvo más cercano a Ana por su parecido en ideales y forma de pensar; en cambio, Carlos es como la reina”, dijo Eileen Parker, esposa de Mike Parker, amigo cercano del duque de Edimburgo.

De niño no mencionó nada pero cuando se convirtió en adulto, mostraba sus quejas a los medios sobre el trato que recibió en los primeros años de su vida. Reveló que ha estado tan enojado con su padre, que en ocasiones solo se comunican por notas. “La enérgica personalidad de mi padre me tenía totalmente intimidado, sus regaños constantes me llevaban a las lágrimas”.

Carlos siempre fue sensible y le dolía el menosprecio de su padre. Cuando tenía 20 años, en una entrevista le preguntaron si el príncipe Felipe en algún momento le había dicho de forma dura “Siéntate y cállate” a lo que él respondió “Sí, todo el tiempo”.

Recordando su historia, el príncipe Carlos nació el 14 de noviembre de 1948 cuando la reina Isabel tan solo tenía 22 años.

Las campanas de la Abadía de Westminster y la Artillería Real de la Tropa del Rey se hicieron sonar para darle la bienvenida al heredero al trono británico, el príncipe Carlos Felipe Arturo Jorge, junto a 41 disparos de pistola al aire.

Felipe no estuvo con su esposa durante el parto, inquieto caminaba de un lado a otro por toda la habitación. Mike Parker, su amigo, al verlo así decidió llevarlo a jugar squash.

Cuando recibió la noticia del nacimiento, Felipe entró a la habitación donde se encontraba, lo cargó en brazos y pareció indiferente… al grado de decir que el recién nacido parecía un “pudín de ciruelas”.

Años después, se evidenció el poco afecto físico que tenía con su hijo, al solo estrecharle la mano cuando regresó de un largo viaje de seis meses.

Carlos siempre fue de frágil, incluso sufría de infecciones sinusales crónicas muy frecuentemente. En 1957 fue hospitalizado por una amigdalectomía, más tarde estuvo en cama enfermo por varios días y su padre no lo visitó.

Años después, Felipe insistió que su hijo debería estudiar en Gordonstoun, un colegio que se caracterizaba por su estricto trato con los alumnos, Isabel no lo acompañó en su primer día.

Carlos lo calificó como “una sentencia en prisión”. El día comenzaba con una salida a correr antes del desayuno y un baño con agua helada.

A pesar de todo, siempre buscó la aprobación de su padre. Llegó a tener habilidades en la pesca y el tiro, a los 13 años le disparó por primera vez a un venado y tuvo que soportar ver cómo lo destripaban. En 1961 comenzó a practicar polo para seguir sus pasos.

Felipe seguía siendo duro y crítico, Carlos lo idolatraba a tal grado que adoptó sus gestos, forma de caminar y hasta arremangarse el brazo izquierdo.

A pesar de todo, actualmente llevan una mejor relación y han dejado atrás las diferencias que siempre tuvieron.

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