Perfiles

Juventud, valor y linaje: Andrés Roca Rey

Para ellos la tauromaquia no es sólo una afición, es un estilo de vida
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Roca Rey tiene las cualidades de una figura: cabeza fría, valor y estilo al torear; es originario de Lima, Perú, y se perfila para ser un torero que pase a la historia.

Ha sorprendido a la afición por sus extraordinarias faenas y su forma de lidiar con el toro, gusto que ha adquirido por venir de una familia dedicada a la tauromaquia y descendiente de ganaderos de toros bravos desde el siglo pasado. Su bisabuelo y su abuelo fueron empresarios de la plaza de toros de Acho, en Perú, que es la más antigua de América; su tío, Tuco Roca Rey fue un matador muy famoso y su hermano Fernando comparte la misma profesión. “De mi hermano aprendí la pasión y el gusto por el toreo, desde que tengo uso de razón, siempre quise dedicarme a esto”, mencionó.

Fernando, diez años mayor que él, siempre le ha compartido sus enseñanzas sobre el mundo taurino, lo que le ha servido mucho a Andrés para entender un poco más sobre esto. “Los consejos que me ha dado mi hermano son más que nada de la vida; me adelantó muchas cosas que podían pasar cuando me fui a vivir a Sevilla. Me advirtió que iba a extrañar a mi familia y de lo difícil que era luchar por llegar a conseguir lo que quería, además de los obstáculos que iba a enfrentar”.

Su recuerdo más remoto sobre su primer becerro que toreó fue cuando tenía siete años, fue un regalo del ganadero Rafael Puga. “Me había prometido una becerrita para mi cumpleaños y yo le recordaba siempre que lo veía”. Desde ese momento Andrés supo que a eso se quería dedicar el resto de su vida, nunca tuvo otro sueño que el de ser torero. Su madre, Mercedes Valdez dice que desde que era pequeño Andrés jugaba con su hermano a ser torero; con una toalla que simulaba el capote que detenía uno de ellos, mientras el otro la hacía de toro.

SEVILLA TIENE UN COLOR ESPECIAL

Cuando cumplió 12 años, lo vio el maestro José Antonio Campuzano, (torero retirado originario de Sevilla, quien ha formado matadores de la talla de Sebastián Castella), y desde ese entonces ha sido su mentor. Andrés vive en la ciudad andaluza desde 2011 y se preparó en la Escuela de Tauromaquia de la Diputación de Badajoz.

“Mis padres han sido los que más han sufrido el que me haya ido fuera de Lima, pero yo sabía que me tenía que ir allá, porque es donde se hacen los toreros”. Y aunque al principio creyeron que era un capricho, poco a poco se dieron cuenta que la decisión era irrefutable. “Me acuerdo cuando estaba empacando para irme a Sevilla y mi padre tomó un capote chiquitito que usaba cuando era niño y me dijo: ‘ahora dónde voy a poner esto’. En ese momento se me salieron las lágrimas y comprendí la decisión tan grande que implicaba irme a vivir fuera”, recordó Andrés.

Desde el momento en el que Andrés viajó a Sevilla para entrenar de la mano de Campuzano, comprendió lo difícil que iba a ser su vida volcada al toro. “El maestro trata de involucrarte en este mundo y todos los días entrenaba, pero lo más difícil fue que extrañaba a mi familia” , y al cambiar sus prioridades, cambió su estilo de vida, para el matador peruano no era normal salir los fines de semana con sus amigos y cada día le da más importancia a los momentos que pasa con su familia porque no lo hace todos los días. “Valoro mucho cuando estoy en casa, con mis padres y mis hermanos porque diariamente no lo puedo hacer”.

POR LA PUERTA GRANDE

Tras varios éxitos cosechados como novillero, Roca Rey se presentó en Nimes, Francia, igual que su ídolo Julián López El Juli, y le dio la alternativa Enrique Ponce, en la cual el peruano cortó dos orejas tras una actuación llena de valor; cualidad que lo ha distinguido a lo largo de su carrera. Salió en hombros con ovación de la afición y desde entonces, ha salido por la puerta grande tras varias faenas en España, pero junto con los aplausos, han llegado las cornadas, y con éstas, las críticas de que el joven se acerca mucho al toro, sin embargo, para Andrés es parte de la credibilidad del espectáculo. Sólo trata de hacer bien las cosas.

La corrida de novillero en Madrid, en la que salió por la puerta grande, la recuerda con cariño y como una de las mejores, ya que cambió su vida para siempre. “De no tener ningún contrato, de repente los empresarios comenzaron a interesarse en mí”.

Y aunque ha triunfado en las plazas de mayor renombre, por La Plaza México y por la afición de nuestro país siente un enorme cariño.

“La afición mexicana tiene mucha personalidad, vive la fiesta con pasión y me gusta mucho, además de su forma de ver la tauromaquia, su manera de ver la vida”.

“De seguir así, le auguro que puede ser el torero que Lima lleva esperando mucho tiempo”, comentó su padrino de alternativa, Enrique Ponce.

 

Fotos:Sergio Bejarano y Rodrigo Terreros

 

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