Perfiles

Historias Místicas con Andrea Wild y Anna Sorrentino

Con la creación del Salón Nómada La Milagrosa, Andrea Wild y Anna Sorrentino buscan impulsar el trabajo artístico
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Cuenta la leyenda que aquél 4 de noviembre de 2016 las hermanas Amapola y Esperanza fueron desalojadas de su hogar, el cual se ubicaba en Monte Líbano 892, en Lomas de Chapultepec. El mismo que vio desfilar por sus cuartos a grandes del arte como Diego Rivera, Siqueiros, Frida Kahlo, Rothko, Willem De Kooning, Remedios Varo, Salvador Dalí y Andy Warhol, entre otros, quienes acudieron en busca de la magia blanca y santería que practicaban Las milagrosas —como eran conocidas—, para desatar su inspiración.

Hoy las paredes lucen desgastadas por el tiempo, siendo testigos de la grandesa que vivieron Amapola y su inconfundible lipstick rojo, y Esperanza, siempre envuelta en la nube de humo de su fiel puro. Para darle un último suspiro a este espacio que se demolerá el 7 de noviembre, llevar a la vida real la historia Las milagrosas creada por Andrea Wild y Anna Sorrentino, y arrancar el Salón Nómada La Milagrosa, se ha organizado una venta de arte con piezas de artistas como Andrea Bóres, Sofía Fernández Díaz, Sabino Guisu, Roberto Tostado y Gabriel Rico.

El Salón Nómada La Milagrosa es el proyecto con el que Andrea y Anna buscan apoyar a talentos emergentes dos veces al año en distintas sedes.

Con poco más de seis años dedicándose a la venta de arte y con una herencia creativa Andrea decidió unir fuerzas con Anna, quien se ha desarrollado como productora de eventos, para hacer sinergia y generar este espacio.

“Nuesta idea era hacer una fusión entre galería y feria lo que dio como resultado una exposición de arte de talento joven que queremos sacar de un cubo blanco (...), quisimos crear una experiencia inmersiva, un mundo paralelo en el que, quien entre, sienta que sale de su realidad, por eso la historia de Amapola y Esperanza”, cuenta Andrea.

Anna Sorrentino

 

“Decidimos nombrar al salón La Milagrosa, porque todas las connotaciones de esta palabra son positivas y en el fondo es lo que queremos hacer, un lugar que cree en el talento joven y que a su vez sea una forma distinta de mostrar el arte”, destaca Wild.

Esta primera edición, se llevará a cabo el 5 y 6 de noviembre de 12:00 a 20:00 horas, y la idea es hacer un teatro inmersivo,”por eso colaboraremos con actores, quienes van a hacer una representación de cómo las hermanas fueron desalojadas de su hogar”, explica Anna. Los invitados formarán parte y al mismo tiempo serán espectadores de este happening, en el cual habrá policías y cintas de clausura que van a permanecer durante los dos días de la venta. Para la muestra, las organizadoras invitaron a Andrea Bóres, Sofía Fernández Díaz, Sabino Guisu, Roberto Tostado y Gabriel Rico, quienes han demostrado sus habilidades en el arte a través de otras muestras colectivas y en solitario. La selección estuvo a cargo de Andrea, quien tomó en cuenta su trayectoria y los reconocimentos que han recibido.

“Decidimos colaborar con Andrea Bores porque es muy talentosa, tiene apenas 26 años y su trabajo en arte textil es increíble. Le gustan mucho los patrones de la naturaleza y esa es su principal inspiración, para esta muestra tiene un telar de texturas que nació luego de conocer la casa”, confiesa Andrea.

“Sofía Fernández estudió en San Francisco y ganó en 2014 la Bienal Rufino Tamayo. Lo mejor es que trabaja muy de cerca con la naturaleza, de hecho ella misma crea muchos de los pigmentos que utiliza. La obra que va a montar en la casa es la intervención de dos puertas de metal oxidado que eran parte del mobiliaro original”.

Sabino Guisu viene de Oaxaca, “tiene una onda padrísima, él usa su cuerpo entero para hacer sus piezas, la mayoría son de humo en papel, crea retratos y dibujos con humo, es impresionante. Su obra especial para la casa de Amapola y Esperanza va a estar en un altar dedicado a otros artistas, es un cráneo hecho de tortilla, es increíble”, describe Andrea.

“Lo que me encanta de Roberto Tostado es que se dedica a pintar, Dejó de hacerlo por algún tiempo pero sus obras son figurativas y realmente bellas. Hay muchos a los que no les gusta, pero el plus de Roberto es que ninguna de las personas que pinta tiene rostro, son impresionantes. Él hizo un retrato de nuestras milagrosas que va a estar colgado sobre la chimenea”.

Andrea Wild// Fotos: Rodrigo Terreros

 

La obra de Gabriel Rico es la más contemporánea y conceptual de esta junta de artistas, nos dice Andrea, “siempre ha buscado hacer analogías filosóficas y su trabajo se ha visto influenciado por algunas ciencias, eso es lo que nos llamó la atención de él”.

La encargada del montaje y la logística es Anna, quien quiere crear, en esta casa deshabitada, la ilusión de haber detenido el tiempo. La historia narra de los lujos que eran propiedad de Las Milagrosas y para lograr recrearlos recibió ayuda de empresas como Tornel 12, que se dedican a las antigüedades y confiaron en el proyecto. “Nos prestaron nueve camiones de mudanza con muebles que tienen en su acervo para poder montar una casa habitable. También se van a presentar cuatro obras de cada uno de los artistas. A los cinco les pedimos si podían inspirarse en la historia para poder crear una obra ex profeso”, explica Sorrentino.

El trabajo de los artistas no terminará cuando entreguen sus piezas, ya que una de las ideas principales del Salón Nómada es que los creadores estén durante el fin de semana, en representación de Amapola y Esperanza, “porque estamos convencidas que a la gente le fascina la historia y en el momento en el que tiene un vínculo personal con la obra se genera estas ganas de adquirir la pieza”, destaca Wild.

El proyecto nace también para celebrar la identidad latinoamericana contemporánea, de ahí que no tenga un sitio físico en específico. “Queremos estar en constante movimiento por toda América Latina, claro que podemos volver a brotar en México, pero la experiencia de esta edición no será similar a la sigueinte”, añade Anna.

La idea de hacer un salón nómada refiere a que “no volverá a brotar en el mismo sitio y cada ocasión tendremos una narrativa completamente diferente, el único límite que tenemos es nuestra imaginación. Estamos jugando con el lugar, entonces, como tal, también es una pieza artística(...) El momento y la experiencia que van a vivir los invitados —ya sea musical, teatral, cinematográfica— va a ser otra obra de arte”, finaliza.