Perfiles

Heredan medición del tiempo: Karl- Friedrich Scheufele

Copresidente de Grupo Chopard, visita su boutique en Berger Joyeros
Publicado el:

Chopard es una empresa completamente independiente que hasta el día de hoy mantiene una tradición familiar: la alta manufactura de joyas y relojería. Durante más de 40 años, Karl Scheufele y su esposa, Karin, han trabajado en la expansión global de la casa, en la cual siguen activos. Sus dos hijos comparten la actual presidencia, cuyas motivaciones son distintas, pero sumamente enfocadas. Caroline Scheufele es responsable de las colecciones femeninas y alta joyería, en cambio, su hermano Karl-Friedrich está a cargo de las colecciones masculinas y de Chopard Manufacture en Fleurier, Suiza, la sede y el corazón de la producción de los movimientos L.U.C.

Todo inició en 1860, cuando el artesano Louis-Ulysse Chopard estableció su taller en Sonvilier. Su fiabilidad y destreza fueron reconocidos entre los apasionados de la relojería. Más adelante, en 1943, Paul André, su nieto, tomó el mando de la empresa, que para ese entonces ya estaba instalada en la capital de la haute horlogerie: Ginebra. “Cuando él decidió poner a la venta su compañía, porque ninguno de sus hijos quiso continuar el legado familiar, mi padre Karl —descendiente de una dinastía de joyeros y relojeros de Pforzheim, Alemania— tuvo la fortuna de encontrarse a Paul y fue así como adquirió Chopard en 1963”, dice Karl-Friedrich Scheufele, quien visitó su boutique ubicada dentro de Berger Joyeros, como parte de sus actividades en la Ciudad de México con motivo de la celebración del Salón Internacional Alta Relojería.

LEGADOS DE FAMILIA

Karl-Friedrich nació en 1958, en Alemania, y estudió en la École des Hautes Études Commerciales de Lausana, incluso trabajó con un joyero ginebrino. Él es considerado un visionario de la alta relojería que ha llevado a Chopard a una posición líder en la competida industria internacional. “Desde que conocimos a la familia Chopard siempre quisimos tener la marca en Berger Joyeros, nos costó trabajo convencerlos, pero al final lo logramos y por eso Karl está aquí, porque también se encarga de la gestión comercial, él sabe perfectamente qué está pasando en cada una de sus boutiques”, comentó Sergio Berger.

“Los Scheufele son una familia súper trabajadora, cuyas piezas tienen una calidad extraordinaria. Así como sucede en mi propia familia, los padres de Friedrich y su hermana forman una increíble unión que demuestran en cada momento”. Berger Joyeros respeta y conoce el esfuerzo que se hereda a través de las generaciones, “desde mi abuelo, mi papá, luego mi tío, ahora yo con Ari y mis hermanas, incluso los sobrinos ya trabajan en la empresa, entonces es una labor que continúa”.

TOMA NUEVOS DESAFÍOS

Tras 20 años de producir movimientos propios en Fleurier, Karl-Friedrich tiene claro que aún hay muchos proyectos por hacer, porque “las cosas buenas toman tiempo”. En su primera visita a México, el copresidente de Chopard habló sobre sus nuevas colecciones: L.U.C. Heritage Grand Cru y L.U.C XPS, así como de su más reciente adquisición: la marca de nicho Ferdinand Berthoud, una de las firmas más antiguas del mundo; famosa por su contribución no sólo en relojería sino en materia histórica. El origen de esta dinastía se remonta a 1753, “cuando Ferdinand Berthoud obtuvo en París el título de maestro relojero.

Rápidamente se convirtió en uno de los ingenieros-relojeros de más talento en su época, exaltando así el arte de la relojería en varios de los aspectos más bellos: innovación y creatividad”. Ferdinand Berthoud marcó para siempre la historia con sus cronómetros marinos de extraordinaria precisión. Capaces de medir longitudes con menos de medio grado de error, sus cronómetros permitieron que Francia disputara a Inglaterra la supremacía marítima, proeza por la cual Ferdinand accedió al prestigioso título de Relojero Mecánico del Rey y de la Armada, bajo el reinado de Luis XV. “Es un privilegio y gran responsabilidad ser el presidente de la manufactura Ferdinand Berthoud, porque él fomentó el uso de los relojes de precisión en las ciencias de su época, contribuyendo así a su avance”.

MENOS ES MÁS

Con sus nuevas esferas y una caja cuyos detalles se han retocado, la evolución de la colección L.U.C XPS se presenta más depurada que nunca. La sobriedad de su elegancia se basa en los acabados y en los detalles propios del reloj. Múltiples variaciones en cuanto a materiales y colores dan sentido al estilo de vida del hombre contemporáneo. Esta pieza siempre ha sido un ejemplo de sobriedad, el complemento ideal para el corte de un traje de raya diplomática o con una corbata de seda de siete pliegues. Su elegancia natural evolucionó, pero su delicadeza, actitud y carácter permanecieron intactos.

El primer modelo bajo este concepto fue presentado por la manufactura en 2006, pero ya poseía las características del L.U.C XPS: una caja ultra fina, un movimiento de carga automática por micro-rotor y una larga duración de la marcha, así como una elegante esfera. “Este pilar de la colección L.U.C no ha dejado nunca de encarnarse en nuevas versiones, siempre marcadas por la elegancia de los grandes cronómetros de Chopard”, subraya Karl-Friedrich. Diez años después del primer reloj L.U.C XP, el nuevo L.U.C XPS resulta más depurado y chic que nunca. Los guardatiempos adoptan —por primera vez— los acabados clásicos del L.U.C. “Su esfera se viste con nuevas texturas y en las versiones de acero se trata de un efecto de graneado fino, a su vez, las versiones de oro se visten con rayos de sol. Estos finos rayos de luz se encuentran centrados sobre el logo, colocado justo bajo las doce”. Los modelos de acero están dotados de la variante 96.50-L, en cambio los de oro de 18 quilates presentan el calibre 96.12-L.

INSPIRADO EN UN VINO DE RESERVA

Este año, Chopard incorpora un cronómetro de oro rosa de 18 quilates con pronunciadas curvas, concebido como un vino excepcional, en el que concentran lo mejor del saber hacer de su manufactura. “Ultra fino, con formas y de una extraordinaria elegancia, el L.U.C Heritage Grand Cru es el único reloj tonneau con un movimiento automático, inspirado en los modelos de bolsillo que en su época fabricó Louis-Ulysse Chopard”. Su delicadeza comienza en el interior, donde reside el calibre 97.01-L, cuyo grosor es de 3,3 mm.

“Es uno de los muy pocos movimientos de forma que están alojados dentro de una caja también de forma, incluso está tratado con los acabados más avanzados de nuestra manufactura: los biselados, los pulidos, los perlados y las côtes de Genève se encuentran a la altura de las exigencias del Punzón de Ginebra, clasificación que me recuerda a un gran vino de reserva”, dice Karl. La carga automática se lleva a cabo mediante un micro-rotor de oro de 22 quilates, grabado, que alimenta a dos barriletes superpuestos, según la arquitectura patentada Twin de Chopard. Juntos, garantizan una duración de marcha de 65 horas.

Fotos: Sergio Bejarano y Eduardo Aragón 

Tambien te puede interesar 

Tardaron 100 mil horas en construir este costoso reloj

Este es el reloj más codiciado del mundo

5 relojes para hombre más costosos del mundo