En corto: Rayo Guzmán

En tu primera novela nos cuentas más allá del cariño entre dos personas y te adentras a temáticas como el sexo y el erotismo, ¿cómo fue abordar este tipo de cuestiones?

Escribo desde muy niña, y siempre me gustó hablar de experiencias que tenía o que me compartían, pero la vida me llevó por caminos distintos hasta que una vez que me gradué como comunicóloga, me interesé muchísimo en el desarrollo humano, en el que el amor, el sexo y la socialización son aspectos importantes. La tensión sexual entre dos personas y la exploración de la sexualidad me parecen temas por demás interesantes. 

¿De dónde surge toda esa inspiración para crear una historia como la de Amanda y Augusto, protagonistas de tu novela?

Trabajé como terapeuta casi 15 años de mi vida y además fui maestra de universidad, así que escuché muchas historias con las que empecé a construir todo un contexto, como en mis libros anteriores, que se conforman de textos cortos. Esta vez me adentré a detalles más profundos. Todo esto lo pude hacer cuando tuve el valor de dejar las universidades y cerrar mi consultorio para dedicarme exclusivamente a escribir.

La mujer de ceniza y el hombre que no podía escribir es profunda, intensa, ¿cómo fue escribirla?

Crear una novela es un acto de mucha disciplina, es entregar el alma y el corazón a tus personajes, incluso llegar a pensar, hablar y moverte como lo harían los protagonistas, es mimetizarte con ellos. Vas manejando y dices “¿qué respondería Augusto?”,“¿qué diría Amanda?”, escuchas una noticia en la radio y dices; “esa noticia le gustaría a mi personaje”. Estás en construcción de un nuevo ser, y el proceso es constante. Lo disfruté mucho, pero fue una tarea que duró más de un año.

¿Cuál es el mensaje principal de este libro?

Es una historia de juegos extravagantes y hasta cierto punto crueles, pero con altas dosis de erotismo lúdico y estremecedor entre un hombre al que la vida le ha sonreído, pero que se topa con una mujer más joven, que se encuentra en un momento crucial de su vida. Se trata de un escritor consagrado que de repente se quedó sin inspiración para escribir, y al que le contratan una “musa” con el objetivo de que le devuelva las ganas de crear. 

Se pusieron de moda las novelas con cierto corte de erotismo o mucha tensión sexual, como 50 sombras de Grey.

Leí esos libros y me dije, “mi propósito va a ser que mi libro no sea así. De ninguna manera haré algo similar”. Y el resultado es totalmente distinto.

¿Qué lo hace diferente?

Es una novela con mucho contenido filosófico y transformador por parte de los personajes. La tensión sexual permanente que acompaña la historia es un elemento que crea cierta profundidad sicológica entre los protagonistas, y que va reconstruyendo sus paradigmas ideológicos conforme interactúan. Se trata de dos extraños provenientes de mundos distintos, quienes se ven obligados a estar tres meses juntos, y que de la nada empiezan a compartir su espacio vital.

¿Qué esperas de un libro cuando éste está a punto de salir al mercado?

Al igual que los anteriores, sale con el firme propósito de conectar emociones. Me encanta saber que quien lo tenga en sus manos, no pueda dejarlo hasta terminarlo.

¿Qué novedades editoriales tendremos sobre ti en los próximos meses?

Estoy feliz porque próximamente empezaré la promoción de Cuando papá lastima, un recopilado de historias sobre ese personaje masculino que nos dio la vida. Se trata de relatos en los que es el padre o el primer héroe, quien consciente o inconscientemente nos ha dañado en su afán de darnos lo mejor o criarnos como él creía que debía hacerlo, o simplemente como lo hicieron sus padres con él.

Forma parte de la trilogía compuesta por Cuando mamá lastima, que ya vendió casi 15 mil ejemplares, y Cuando los hijos lastiman, que todavía no he terminado. Otro libro que planeo para este año es también un recopilado de historias con temática gay.

Colaboración especial: Ángela Lemus Aceves

Fotos: Salomón Ramírez

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