Perfiles

En Corto: Pixza de Alejandro Souza

Pasión por la gastronomía mexicana

Leticia Casarin

Me encanta la música, cantar y el teatro. Soy maniática de la ortografía.

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Alejandro Souza siempre tuvo el interés de hacer un cambio en su país, pero nunca imaginó que su pasión por la gastronomía mexicana lo llevaría a crear un gran impacto social

 

¿Cómo nace Pixza?

En un bar, junto con mi buen amigo y socio –el arquitecto del lugar—, Luis Yáñez. Estudiábamos en Nueva York la maestría y como buenos mexicanos extrañábamos la comida, pero sobre todo los huaraches, porque antes de irnos, todos los fines de semana íbamos a La Marquesa por unos.

Ese día lo mencionamos y le dije a Luis: “deberíamos de hacer una pizza de maíz azul, no sé si se pueda, pero le ponemos pixza, porque en México así le dice la mayoría de la gente”. Empezamos a dibujar en una servilleta cómo queríamos que fuera el lugar, eso fue hace tres años y hasta que regresé empecé a darle forma a la idea de querer que fuera una plataforma de empoderamiento social.

 

¿Cómo funciona?

Lo principal es entender que somos una plataforma de empoderamiento social disfrazada de pizzería, un eje con el que nos manejamos es el gastronómico, la idea era tener un producto revolucionario y nuevo que es la primera pizza de maíz azul, donde todos los ingredientes son 100% mexicanos y platillos típicos que nunca se han visto montados en una pizza.

El reto era crear una receta rentable, para así lograr el impacto social que queríamos.  También está el eje social que busca la reinserción productiva de gente en situación de calle con carencia alimentaria.

 

 

Por cada cinco rebanadas que vendemos automáticamente sale una sexta gratuita para una persona en situación de calle, cuando eso sucede el comensal recibe un papelito en donde puede anotar su nombre y un mensaje personal para la persona que recibirá la pizza, esto es importante porque en muchas plataformas sociales no hay un seguimiento.

 Las entregas las hacemos todos los jueves, vamos cambiando de puntos de reunión, lo hacemos en conjunto con el Instituto de Asistencia de Integración Social, ellos llevan la red de albergues en la Ciudad de México y nos ayudan para darles seguimiento, en las entregas damos las rebanadas, los mensajes y unas pulseras que marcan la ruta del cambio, ésta tiene iconos que se van perforando conforme el avance de la persona, es fundamental porque llevamos un registro del proceso.

Las personas pueden recibir hasta cinco rebanadas gratis, pero después deben hacer un voluntariado, para que se cambie la mentalidad y se den cuenta que no son víctimas que sólo reciben porque necesitan. Les damos un poquito para que sepan que tienen responsabilidad de dar algo de ellos mismos para ayudar también. El siguiente paso es el ir a un curso de habilidades de vida basada en psicología positiva, posteriormente un baño, una camiseta, un corte de pelo y un diagnóstico médico; todo esto lo damos para redignificar a la persona.

 

 

El último paso o icono en la pulsera es una oferta de trabajo, nosotros nos comprometemos a que si se cumplen todos los requerimientos de la ruta del cambio les ofrecemos un trabajo aquí o en organizaciones amigas, hoy en día tres jóvenes que estuvieron en situación de calle trabajan con contrato formal en Pixza. Pasaron por dos semanas de capacitación, únicamente recibiendo propinas, pero esto nos da a nosotros herramientas para ver su compromiso para después formalizar su contratación.

Lo que intentamos es darle un voto de confianza a personas que en algún otro lugar no se les daría. Otra manera que complementa el eje social, lo llamamos “el horno social”, es nuestra fondeadora, lo que hacemos es que invitamos a personas, proyectos u organizaciones que tienen fines sociales a que llenen una solicitud para platicarnos de su idea, es decir que nos cuenten a quién buscan apoyar, cómo y cuánto dinero necesitan, nosotros analizamos el caso y si creemos que es una iniciativa viable les ofrecemos que por un mes tengan una campaña en donde les damos una noche de inauguración en el restaurante y creamos juntos una rebanada nueva con el nombre del proyecto, por ese mes deben invitar a gente a probar su creación para que las ganancias que tenga vayan directo al financiamiento de su proyecto.

De esta manera, creamos una red de organizaciones que busca hacer un cambio y tener más opciones de lugares para empleos de gente en situación de calle.

 

¿Cuándo decides que Pixza se convierta en un proyecto social?

Pues sí salió a raíz de extrañar los huaraches, pero yo ya venía masticando la idea desde años atrás, siempre hice proyectos de emprendimiento social y me daba cuenta de lo que funcionaba y lo que no, estaba esperando terminar el modelo y necesitaba un producto que se vendiera mucho, hasta que llegó la idea de hacer la pizza de masa azul y lo creí bueno para vincularlo.

 

¿En qué se inspiraron para las recetas?

Es una buena historia. No tengo ninguna experiencia gastronómica y lo que hice fue imaginarme todos los guisados que quería que llevaran las pixzas pensando en lo que a los mexicanos nos gusta, hice una lista como de 40 guisados y le hablé a Chayito, mi nana de toda la vida, y le pedí que me enseñara a cocinar porque sabía que tiene un gran sazón, me lancé a Cuautla a su casa, me llevé mi computadora y una cá-mara para tomar fotos y grabar. Por como 20 horas me enseñó a cocinar paso a paso, luego hicimos el menú entero. Así es que todas las recetas son atribuibles a Chayito, que con todo su amor me enseñó.

 

¿Cuáles dirías que son los mayores logros?

 

El primero, son las tres personas que tenemos trabajando con nosotros que estaban en situación de calle, uno de ellos, por ejemplo, al principio no te podía ver a la cara, no hablaba bien, no había un sentimiento de autoestima y lo más bonito de un restaurante es que hay gratificación inmediata, aquí das algo de comer al comensal y si les gusta le dicen gracias, te hacen valorizarte.

Ese es el caso de éxito principal y el segundo pues fue crear la pizza, tuve que estudiar muchísimo, de verdad no sabía nada de esto. Dos días antes de abrir seguía sin saber cómo iba a funcionar, fue un riesgo enorme, contraté a un pizzero y las primeras dos que hicimos no salieron, hasta la tercera y literal lloré de la emoción.

Fotos Karla Gómez*

¿Los comensales pueden darle seguimientoa su ayuda?

Sí, siempre que les entregamos el papelito del mensaje les explicamos sobre las entregas y los invitamos a ir, han venido varios, pero también en la entrega les saco una foto a las personas cuando reciben el mensaje, la pulsera y la pixza y la subo a las redes socia-les con un mensaje de agradecimiento para que el comensal vea la cara de la persona a la que ayudó y se haga un vínculo entre las dos partes.

 

¿Cuál es tu recomendación para pedir?

Les recomiendo que vean la vitrina y la que más les llame, porque todas son muy diferentes, pero igual de ricas. Una de mis favoritas es la de tamal, pero la que más piden es la Chayito, que es de chapulines y me da mucho gusto que esa sea la favorita porque la titulé así por mi nana.