Perfiles

En corto: Madhavi Espinosa

Fundadora de Juice Bar Unguilty Pleasures, celebra su línea de 23 productos deliciosos y saludables a un año y medio de
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¿Cómo nació Juice Bar?

Tuve a mi hijo Patricio a los 32 años y me volví mamá al cien por ciento. Después vino la oportunidad de poner una juguería, que en ese momento no había casi ni una, la idea era hacer de tu jugo una comida completa, ya que involucraba súper foods y demás. Luego, mi socia Eva Vale y yo lo decidimos cerrar, y quedarnos con la marca como está ahorita, la cual nació por una necesidad de alimentación.

 

¿Cuál fue esta necesidad?

A mi hijo lo diagnosticaron dentro del espectro del autismo y un día encontré un libro que se llama Cerebro de Pan, del neurólogo David Perlmutter, en el que habla sobre la prevención de enfermedades y la sanación de las mismas mediante la buena alimentación. Entonces comencé a buscar productos para Pato y no había, ya que uno no tenía gluten, pero sí azúcar; otros que no tenían azúcar, pero sí conservadores.

Así que una cadena completamente orgánica y limpia, es muy complicado y te podría decir que en México no existe. Por lo que decidí crear mi propia línea artesanal basada en amaranto, que es un alimento maravilloso, ya que es la proteína vegetal más potente. Todo es orgánico y cien por ciento vegano, sin gluten, lácteos, azúcar, conservadores y demás.

 

 

¿Cómo das el salto de hacerlo para tu casa a venderlo en el mercado?

Un día se me ocurrió contactar a la health coach Christina Lima, porque necesitaba a alguien con fuerza de voz y le encantaron. Por otro lado, ese mismo día entraron a Orígenes Orgánicos; y una gran cadena me contactó, pero desde el principio quisimos que la calidad nunca se perdiera así que las producciones son mesuradas y semanales, ya que la idea es que todo esté fresco y que la gente de verdad entienda la importancia de la buena alimentación. Además y algo muy importante, es el trabajo que damos, porque desde nuestros proveedores, hasta la gente que los empaca son parte importante de la empresa. También quería aportar algo a la sociedad.

 

¿Y a qué causa social apoyan?

Donamos diez por ciento de las ganancias a becas para niños de bajos recursos y otro diez a la Fundación Iluminemos de Azul, especializada en crear conciencia sobre el autismo.

 

 

 

Donamos el diez por ciento de las ganancias a becas para niños de bajos recursos y otro diez a la Fundación Iluminemos de Azul, especializada en crear conciencia sobre el autismo.

 

 

 

¿Qué retos se te han presentado en el negocio de la comida orgánica?

El diablo está ahí todo el tiempo, hay muchas tentaciones, siempre tengo ofertas grandes ya que este tema de lo orgánico y vegano está muy de moda, pero mi línea tiene alma y no quiero que se pierda nunca.

 

¿Cuál es tu mayor satisfacción?

Antes que nada ver el gran avance y visible mejora que mi hijo ha tenido, de verdad nos ha cambiado la vida, y lo impresionante es que es a raíz de algo tan elemental como la comida. Por otro lado, el poder compartir esta gran pasión con los demás y aportar aunque sea un poco a que tengan una mejor calidad de vida y salud.

 

 

¿Qué sigue para Juicebar?

Helen Kalach y yo estamos por lanzar otra línea, la cual está pensada para otro mercado, ya que será de cero calorías. Mientras que con Juicebar queremos seguir creciendo poco a poco y a paso firme, continuar con la calidad y el objetivo de brindar salud a quienes consuman los productos.

 

¿En dónde se pueden encontrar los productos?

En Médica Lima, en el área de pediatría del Hospital ABC, en La Despensa, Orígenes Orgánicos, en diferentes centros de yoga, gimnasios y en otros estados de la República.

 

Fotos: Karla Gómez