Perfiles

En corto: Isabel Ovejas y Gerardo Natanowicz

Isabel y Gerardo descubrieron una bolsa que se ve como un icono atemporal, pero es en realidad una invención tecnológica
Publicado el:

Save My Bag llegó a México con modelos de bolsos en muchos colores, y un formato que se asemeja mucho a la Birkin Bag y la Céline Bag, de Hermés. ¿Cómo surgió el concepto?

GN: La marca fue creada en 2013 en Bergamo, Italia, por una pareja, Valentina y Stefano Agazzi. Ellos se dedican a desarrollar empaques de joyerías finas. Hace cuatro años, para una feria en Suiza, ellos crearon un souvenir para las esposas de los expositores. Como ellas usaban bolsos de los diseñadores más finos, como Hermés, se inspiraron en la Birkin para hacer el prototipo de la bolsa.

IO: No era una bolsa como tal, tenía la función de funda. Era algo para proteger la bolsa original de piel, de la nieve y la lluvia en la salida de la feria. Se las regalaron y les gustó tanto que las señoras pasaron a usar solamente la funda y dejaron la bolsa original en casa.

 

 

¿De qué material es Save My Bag?

GN: Es polilycra, una mezcla de poliester con lycra que los italianos inventaron. Es un material a la vista muy similar al neopreno, pero más ligero, flexible, maleable y manipulable.

Ustedes son los brand managers en México. ¿Cómo fue que descubrieron la marca?

IO: Las vi en un viaje a Italia de vacaciones. Entré en una boutique en Portofino porque quería una bolsa de playa. Cuando las vi, me llamaron muchísimo la atención: los colores eran increíbles y el precio, bastante accesible. La compré en un color brillante pensando que era para el verano, pero por el hecho de ser tan leve me la empecé a llevar al aeropuerto porque no quería cargar nada más pesado, y me la chuleaban mucho. Hasta me preguntaron si mi bolsa era de piel.

GN: A ella le llamó la atención el diseño, pero a mí fue mucho más el material, único. Me pareció increíble. La tela es lavable, no se arruga, fácil de empacar, se puede doblar y no se echa a perder. Platicamos que podría ser un gran producto para México. Contactamos a la marca y negociamos por ocho meses para conseguir la reventa exclusiva. Hay colores que funcionan más en la playa, como los neón, pero también están los tonos más neutrales para la ciudad, cuyo costo beneficio es significativo, pues son más baratas que las de piel.

 

¿La similitud con el modelo clásico francés no genera reacciones de desconfianza de parte de los consumidores?

IO: Todo siempre empieza con el, “oye, se parecen mucho a la Birkin”, y luego les platicamos sobre la marca y el porqué para que entiendan que es una inspiración, no es una imitación. El material y los colores la hacen totalmente diferente. La hacen única y es divertida.

 

 

En su primer mes en Antara, Polanco, ¿qué han sentido del consumidor mexicano?

IO: El mercado mexicano es muy aspiracional, entonces sí la gente pregunta de la comparación con la Birkin. Pero en Europa eso no pasa, tanto es así que lo platicamos con los creadores y la similitud no es considerada un problema. Una diferenciación es que se puede personalizar la bolsa, con las iniciales en un llavero y un tul, que es un pañuelo decorativo. Hay modelos de hasta tres tamaños diferentes y hay uno unisex, como el príncipe, que funciona bien para una salida de fin de semana, el gimnasio o el golf.

GN: Te puedo decir que 98 por ciento de los clientes salen satisfechos. Es un producto de muy buena calidad, hecho artesanalmente con mano de obra italiana, con acabado perfecto. La marca se expandió por Italia y ahora está en Hong Kong, Tokyo, Singapur, Sudáfrica, Europa y Estados Unidos, donde van a tener un flagship store en Nueva York.

 

¿De verdad la has lavado, Isabel?

IO: Sí, ¡la metí en la lavadora en ciclo delicado y ya!