Perfiles

En corto: Capeltic de Alberto Irezábal

Su afición al café lo llevó a crear una cafetería de origen 100% indígena

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Alberto Irezábal es ingeniero, amante de Chiapas y aficionado del café. De hecho, este gusto y la intensión de ayudar lo llevaron a crear una cafetería de origen 100% indígena

 

¿Cómo empezó el proyecto?

En 2001, la comunidad indígena Tzeltal, ubicada en Chiapas se acercó al centro de derechos indígenas, una ONG que trabaja en la región y es parte de la misión Jesuita de Bachajón para comercializar su café. En México, entre una taza de café y un productor hay entre ocho y nueve intermediarios, el productor solamente se queda con 1 ó 2 por ciento del valor de la taza que tomamos. Entonces, junto con ellos decidimos crear una empresa diferente, espiritual, social, ética y responsable en la que las utilidades regresen al proyecto de inversión. Para romper la estructura volátil de precio de mercado teníamos que alcanzar un producto terminado, por eso decidimos crear Capeltic.

 

¿Cómo llegas al proyecto?

Estudié ingeniería industrial en la Universidad Iberoamericana. En una clase mi proyecto fue desarrollar un estudio técnico del beneficio húmedo del café. Me encantó la idea porque quería conocer Chiapas. Estando allá, más que turistear, descubrí la lucha que tiene esta comunidad por una vida más justa. Poco a poco me fui involucrando más, hice mi servicio social allá y cuando terminé la carrera me fui a trabajar con las familias. Llevo ocho años en esto, desde voluntario hasta ahorita que ya está más establecido el proyecto.

 

¿Qué es Capeltic?

Es una cafetería de comercio justo, es café hecho en México por comunidades indígenas de Chiapas. Cuando empezó no teníamos ni idea de cómo hacer una taza de café. Fuimos con los alumnos de la universidad, diseñadores, arquitectos, mercadólogos y ellos ayudaron a crear éste concepto. Desde el logo, la identificación visual, la tienda, calidad, los procesos, todo. Actualmente exportamos café tostado a Japón, Estados Unidos y pronto a España.

¿Por qué se llama así?

Capeltic es una palabra Tzeltal, capel significa café y tic es nuestro: Nuestro café. Le pusimos así porque es el café de las comunidades indígenas que trabajan para sus hijos, vida y territorio, es de nuestros baristas que hacen arte latte, y es el café de todos los consumidores que tomamos éste porque nos gusta el sabor, es orgánico y de comercio justo. Es una condición universal de juntar productores, trabajadores y consumidores.

 

¿Cuál es tu rol en Capeltic?

Llevo la parte de estrategia institucional, como lo veo es que tuve el privilegio de nacer en una familia que me dio una educación y estudios, esto se convirtió en una responsabilidad. Entonces mi papel es ser el puente porque tengo la capacidad de sentarme a dialogar con los japoneses, hacer una negociación e irme un fin de semana a la selva a convivir con la familia tzeltal. Soy el vínculo entre los empresarios y los productores, tengo que construir empatía y confianza entre los diferentes actores. Los conozco desde hace ocho años, mis mejores amigos están en Chiapas, he pasado largas temporadas allá y se han vuelto parte de mi familia. Además, entiendo el idioma ya que todas las reuniones son en Tzeltal.

¿Cuáles han sido los rituales que has vivido?

Parte de nuestra planeación estratégica está en clave indígena. Hace un año hicimos un ayuno 24 horas, de reflexión, donde cada cuatro horas 300 personas hacíamos una oración alrededor de un altar maya, prendíamos una vela y reflexionábamos sobre alguno de los acuerdos que tenemos de la cooperativa. Eso es hacer empresa desde la visión indígena. Para ellos es muy importante seguir realizando estos rituales porque creen en esto y así entienden la situación. Recuperar el conocimientolocal es primordial. Los pueblos indígenas creen en la madre tierra y tienen una relación espiritual con el campo.

Fotos Cecilia de la Rosa*

¿Cuál ha sido el impacto en las comunidades?

Hay varios cambios, a nivel cuantitativo algo que se logró fue producir café tostado y exportarlo. Esto es excelente porque logramos construir nuestro propio precio, de ese modo cuando se cae el precio del café a nuestros productores no les afecta y eso no había pasado en la región. Cuando tienes un precio estable puedes planear y reinvertir en procesos que mejoran la condición de vida para todos los involucrados. Son dos universos: allá, seguir con la producción, calidad y mejorar la calidad de vida. Aquí es un tema empresarial, profesional y competitivo. Estamos ajustando los pilares para tener un procesos de escala, hemos ayudado a otras dos cooperativas a poner sus cafeterías en Chiapas y también estamos trabajando con una de Colombia para que abran su negocio en Cali.