Perfiles

En corto: Adriana Soto

Tras crear una firma bajo su nombre, la diseñadora se aventura a abrir su showroom en Polanco
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El primer acercamiento de Adriana Soto con unos zapatos de lujo fue en un viaje familiar en el que se gastó todo su presupuesto de shopping en unos Dolce & Gabbana, de los que asegura “fue amor a primera vista y aunque a mi papá no le encantó la idea de que gastara tanto dinero en ese par, me hizo muy feliz”.

La diseñadora mexicana lleva 12 años en la industria del calzado y creó la firma Minola, con la cual lanzó líneas exclusivas para El Palacio de Hierro, son zapatos de lujo que ella misma define así pues “cada par lleva 300 horas de elaboración, en éstos intervienen muchas manos de artistas, artesanos y zapateros, por lo que cada producto es único, ya que son completamente personalizados, se puede elegir la piel, el forro, el modelo, agregar las iniciales y cambiar detalles como las agujetas y las líneas de hilo en las suelas”.

 

Soto incursionó en el mercado masculino hace cuatro años gracias a que “un amigo me pidió que le hiciera unos zapatos y así empecé, diseñando para conocidos, y fue creciendo tanto el negocio que opté por hacerlos parte de la marca”, decisión que le ha funcionado muy bien y le ha ayudado a atraer nuevos clientes.

Adriana estudió diseño industrial y “toda mi carrera la apliqué a zapatos, por lo que fue como un master en calzado”, además, realizó un curso de patronaje en la escuela italiana Ars Sutoria ubicada en León, Guanajuato, y posteriormente, tomó un curso en Nueva York llamado The art of the traditional shoe making ,“el cual tomamos varios diseñadores y gente de grandes empresas como Nine West”, lo que le dio las bases para su proyecto.

La diseñadora cuenta con un taller propio en el centro de la Ciudad de México y asegura que crear zapatos es su pasión; ve su taller como un chef a la cocina. “Mi objetivo es rescatar el oficio del artesano zapatero, yo aprendí en las fábricas y meterme a fondo en todo el proceso es lo que más me gusta”, y ahora está dispuesta a poner en alto con su trabajo el oficio zapatero, “porque es maravilloso y lo quiero redignificar”, finalizó. 

 

Fotos: Sergio Bejarano

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