Perfiles

Desde Sevilla para México: Sebastián Castella II

“Desde que era chico soñaba con que algún día me gritaran olé en la Plaza México"

María del Mar Barrientos

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¿Cómo es tu forma de ser?, ¿se refleja en el toreo?

Sí, por supuesto. Soy muy solitario y muy serio. Cuando voy a torear no me gusta andar saludando a la gente y darles un abrazo a todos. Esa es mi forma de ser.

 

¿Tienes amigos toreros?

Soy una persona un poco apartada de este mundo, aunque pertenezco a él. Un buen amigo es el rejoneador Jorge Hernández Gárate, pero, en general, me gusta estar en el campo y disfrutar la soledad.

 

¿A qué torero admiras?

Manolete es un torero que me impactó muchísimo por su forma de ponerse delante del toro y por su personalidad. A los demás toreros los respeto, pero si me preguntas por el que me haya marcado, sin duda es él.

 

 

Fotos: Sergio Bejarano y Javier Arroyo

 

 

¿Vives con el miedo constante a la muerte?

El torero es un humano y sí, vivimos con el miedo a la muerte, que se hace parte de nuestra vida. Es algo normal y si no fuera torero me parecería extraño. Es como los pilotos de Fórmula 1, que viven con ese sentir todos los días, porque por una milésima de segundo pueden perder la vida, pero la pasión por hacer lo que les gusta y las ganas de correr coches es más grande que su miedo a la muerte. Para mí el gusto de plantarme frente a un toro ante tantas personas es mayor que mi miedo.

 

 

¿Cómo consideras que es la afición francesa, española y mexicana?

No se pueden comparar. Es muy difícil, porque cada país y cada afición tiene una personalidad propia. En Francia, por ejemplo, son muy apasionados, pero no lo demuestran tanto como en México. En España hay un público muy bueno, pero tal vez un poco más serio. De hecho, dentro de México, las plazas son diferentes. No es lo mismo torear en la de Aguascalientes que en la de Texcoco, en la de Guadalajara o en la Monumental.

Es muy difícil tener una respuesta a eso, porque todas las aficiones tienen cosas buenas. Más bien el torero debe acoplarse y seguir con el mismo estilo, tiene que haber “verdad” en el toreo, porque eso se agradece mucho.

 

Fotos: Sergio Bejarano y Javier Arroyo

 

¿Tus hijas te van a ver a la plaza?

Sí, mis hijas van a verme. Me gusta y me emociona que estén porque son mi motivación.

 

Toreas en el 70 aniversario de la Plaza México.

Así es. México es un país importantísimo para mí. Tuve una infancia taurina difícil que pasé ahí. Fue una experiencia única porque ahí debuté y también ahí conocí a mi mujer, Patricia Vázquez; tengo recuerdos hermosos de la Plaza México y de otras, como las de Guadalajara y Aguascalientes.

Además, la afición es increíble porque tiene mucha pasión. He vivido cosas en la México que pareciera que son de película. Me acuerdo de un aniversario de la plaza en la que me presenté: los toros no estaban bien, debido a esto la gente estaba realmente furiosa, gritaban todo el tiempo. Cuando pensaba que la afición jamás podría cambiar de parecer, en menos de un cuarto de hora fue diferente. Empecé a hacer pases y el público cambió completamente de humor. Además, ese día se hizo realidad uno de los sueños que tuve desde que era pequeño.

 

Fotos: Sergio Bejarano y Javier Arroyo

 

¿Cuál era ese sueño?

Cuando era pequeño y novillero, fui a una corrida y la plaza estaba llena. Antes del paseillo siempre escuchaba el eco de la gente diciendo: “ole”. Soñaba con que algún día me gritaran ese “ole” tan potente que sólo se escucha en la Plaza México y que siempre me ha puesto los vellos de punta. Lo conseguí el 5 de febrero de 2010 y hasta la fecha ha sido una de las satisfacciones más grandes de mi vida, una sensación que no olvidaré.