Perfiles

Amor bajo cero: Pascual Arnalde y Sylvia Rivera Jáuregui

Cinco parejas celebran el romance y la amistad con un viaje Amor a Beaver Creek  y Vail, Colorado.

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Dos personajes que disfrutan de los deportes en nieve, sin darse cuenta y estar preparados se encontraron para acompañarse el resto de sus vidas. Se conocían desde hace mucho tiempo, ya que tenían muchos amigos en común, pero en 2001, cuando Pascual regresó de Boston después de hacer la especialidad en Harvard, fue cuando inició su historia de amor.

Sylvia acababa de salir de una relación de 11 años, así que lo único que quería era divertirse con sus amigas y enfocar todas sus energías en su primer negocio, Blanco mexicano, una tienda de novias y vestidos a la medida para boda.

Pascual era el mejor amigo de una amiga de Sylvia por lo que cuando regresó de Boston, empezaron a frecuentarlo. Un día, ella se enteró de que a él le gustaba mucho por lo que ella y una amiga hicieron una apuesta que consistió en que la que más lo consintiera iba a poder acompañarlo a la posada anual del golf. Este hecho había quedado olvidado hasta que ella recibió una llamada de Pato—como le dice de cariño— le dijo que era la ganadora, una corazonada la hizo ir. El día del evento se quedaron platicando toda la noche, sin darse que se encontraban solos y decidieron bailar hasta morir.

La primera vez que salieron de manera oficial, él la sorprendió mucho, ya que a la hora de la comida pasó por ella a la oficina con un par de sándwiches y la llevó a la pista de hielo a patinar. Él es jugador profesional de hockey, de hecho ha representado a México en tres mundiales y ella es muy activa, le encanta hacer deporte, especialmente invernal. A partir de ahí el concepto de pareja que tenía Silvia, cambio por completo. La conquistaron sus detalles y su sentido del humor. Este hombre se volvió la figura masculina que ella nunca había tenido, se sintió protegida y feliz.

En un viaje a Acapulco, Pato le preparó una cena sorpresa para pedirle que fuera su novia, no necesitó demasiado para expresar lo que sentía por ella, con un plato de salmón, una botella de vino y velas, fue suficiente. Algún tiempo después organizaron su primer viaje juntos a Vail y es por ello que este lugar se convirtió en parte importante de su historia de amor. Un año más tarde en San Diego le dio el anillo y se casaron en Ixtapa frente al mar. Ahora tienen dos hijos que son su más grande tesoro y el motor de sus vidas.

TIEMPO DE REFLEXIONAR

Esquiar es lo que más le gusta a esta pareja por que los llena de recuerdos. En especial este viaje los ayudó mucho a replantear lo que querían y lo que buscan como esposos, evaluando todas las posibilidades. Recordaron  su primer date y la pasaron riendo todo el tiempo, acompañados de grandes amigos.

Patricio no conocía Beaver Creek así que lo aprovechó al máximo y quedó fascinado mientras Sylvia se dio tiempo de entender que como pareja necesitan pasar tiempo juntos y revivir esa chispa que siempre ha existido entre ellos.