Perfiles

Aldo Chaparro, reflejo de un hombre con arte

Aldo Chaparro suma 25 años de producción artística en México

Arturo Emilio Escobar

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Durante un recorrido por su estudio en la Ciudad de México, el artista peruano comparte sus motivaciones y búsquedas que lo han guiado por sus primeros 25 años de producción artística en el país.

 

Al ser un referente del arte contemporáneo en Latinoamérica, Aldo Chaparro (Lima, 1965) suma 25 años de producción artística en México, no obstante, él no considera que ya lo hizo todo, mucho menos se autodefine como un autor consagrado.

 

“Tengo tantos proyectos y tantas cosas que quisiera hacer, que siempre que pienso en mí lo hago como si estuviera recién comenzando. El sentido de crear piezas volátiles y ligeras va enlazado con mi estado de ánimo en el momento en que las estoy creando”, dice Aldo Chaparro; mientras recorremos su estudio en la colonia Roma de la Ciudad de México, cuyos espacios testifican su mente creativa, cercana a lo primitivo y natural, amante fiel de una economía de medios, de la simplicidad eterna de la materia y la extrema pureza.

 

Fotos Sergio Bejarano

 

EL INICIO

Si el arte se relaciona con otras disciplinas como la arquitectura, el diseño y lo editorial, entonces, pueden encontrarse ideas que no se habían experimentado, porque es difícil aportar conceptos originales a un ejercicio tan establecido. Ésa fue la máxima que Aldo llevó a la práctica cuando llegó a México, en 1991, una época en la que el panorama artístico era completamente otro.

 

“Fueron los años en que Osvaldo Sánchez dirigía el Museo de Arte Carrillo Gil, y las cosas que sucedieron ahí definitivamente marcaron la escena, incluso en ese museo se consagraron muchísimos artistas que ahora son estrellas”.

 

Un poco después empezaron a crearse las ferias de arte en México, en aquel entonces eran algo novedoso que sólo se veía en Nueva York o Londres. “Recuerdo muy bien que Zélika y Mario García fueron mis alumnos en Monterrey, incluso José García Torres, director de Proyectos Monclova, trabajó conmigo en la revista Celeste”, afirma.

Fotos Sergio Bejarano

 

En su papel como editor de esa publicación, él se acostumbró a un trabajo: editar la realidad y con base en eso crear su propio discurso, una manera de interactuar que luego trasladó a su obra. Publicar a otros artistas no sólo requería estar alerta, sino además, tener la sensibilidad de captar qué es lo que estaba sucediendo en el mundo, “con unas antenas que me permitieran entender mi contemporaneidad, y no sólo eso, sino pensar a futuro, tratar de saber qué es lo que sucedería”.

 

Esa intuición y claridad llevaron a Celeste a ser una publicación internacional que llegó a París, Tokio, Londres, Berlín, Los Ángeles, Nueva York, entre otras urbes que aman el genio artístico.

Fotos Sergio Bejarano

 

Así fue abriéndose paso, pero es inusual que un artista promueva el trabajo de otros artistas, porque —generalmente— ellos viven para materializar sus pensamientos, sus deseos, lo demás poco importa. “Y muchos se esconden bajo la cama (ríe), pero es cierto, ser editor y artista no es usual, lo sé, y también es algo que algunas veces me ha costado caro, pero yo soy inquieto, curioso, de verdad, hago mucho esfuerzo para mantenerme dentro de un solo lenguaje, porque cada idea necesita un material o un medio, y yo tengo ideas para revistas, esculturas, tapetes, películas, una diversidad que me dificulta ceñirme a una sola cosa, pero lo sigo intentando”

 

 

Aldo Chaparro, reflejo de un hombre con arte Parte II