Perfiles

Al cielo de un bocado: Massimo Bottura

El chef de Osteria Francescana, cocina en Teotihuacán para celebrar el tercer aniversario de Dinner in the Sky México
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Imagina cuando un fan ve a su cantante favorito a un metro del escenario, siente que los acordes de la música son una inyección de energía que lo invitan a brincar de un lado a otro. Así fue la experiencia de estar frente a uno de los mejores chefs del mundo, mientras preparaba sus emblemáticos y polémicos platillos. La emoción en el estómago al verlo trabajar también nos hizo mover, sólo que no podíamos saltar… estábamos a 45 metros de altura pendiendo de una grúa.

Se trató de la celebración por el tercer aniversario de Dinner in the Sky México, proyecto que llegó a la Ciudad de México en 2013 para ofrecer experiencias gastronómicas distintas, en las que 22 comensales disfrutan de un menú servido en el cielo, ya que la mesa se eleva con la ayuda de una grúa para que, además del gusto, deleiten sus ojos con las panorámicas que se aprecian.

Actualmente este servicio está disponible a un costado de las Pirámides de Teotihuacán, donde el paisaje ofrece un espectáculo que aviva todos los sentidos.

“Queremos que dejen la rutina en tierra, que se desconecten, que vivan la experiencia y sientan la vibra de los dioses en Teotihuacán”, aseguró Javier Atilano, socio.

Ya son tres años durante los cuales cientos de personas han sentido la emoción de flotar suavemente mientras comen, y para celebrarlo, Joan Cordovés, CEO de Dinner in the Sky México, y sus socios decidieron irse a lo grande, sobrepasar los límites.

Lo lograron al tener en su “restaurante aéreo” a Massimo Bottura, el chef italiano que rompió los esquemas de la cocina tradicional de su tierra, de esa que representaba a la “mamma” italiana, a la cual Bottura retó en la Osteria Francescana, su restaurante ubicado en la ciudad de Módena, el número uno en la lista The World’s 50 Best Restaurants 2016, y con tres estrellas Michelin.

Esa era la verdadera experiencia, ver y sentir de cerca la pasión de quien es catalogado como el mejor chef del mundo. Los sabores de un cocinero que tuvo a la comunidad gastronómica de su país en contra, al sacar los tortellinis de la salsa y crear

“Seis tortellinis caminando entre el caldo”. O cuando sirvió un plato que no ofrecía la lasaña convencional, sino el sabor de la esquina dorada que quedaba pegada en el recipiente tras servirla: “La parte crujiente de la lasaña”.

Sólo 88 invitados pudieron probar sus platillos y convivir con él en las alturas, en cuatro diferentes ascensos. El chef Bottura cocinó junto con su equipo un menú de seis tiempos, acercando a los comensales a su estilo, a través de las preparaciones que hoy están en la wish list de todo foodie.

Aunque no estuvieron solos, pues más manos expertas se sumaron a esta aventura, ya que Stéphane Thomas, chef ejecutivo del hotel Presidente InterContinental, y los chefs de los restaurantes Au Pied de Cochon, Palm, Alfredo Di Roma y Canalla Bistro colaboraron con el equipo de Osteria Francescana para hacer posible esta celebración. Massimo recibió a los invitados en un lounge donde comenzó la aventura en tierra.

Una gran pieza de parmigiano reggiano fue cortada por el chef anfitrión, mientras la servía con vinagre balsámico tradicional de Módena, Italia.

“La idea es mostrarles los sabores de mi tierra a través de dos productos insignia, el parmesano y el vinagre balsámico”, explicaba mientras aseguraba que ese líquido era para la cocina italiana como el Ferrari, Maserati o Lamborghini para el mundo automotriz. “Este vinagre es un producto que tardó 50 años para estar listo, pasó de un contenedor a otro hasta quedar en la reducción ideal”, enfatizó.

Tras el primer encuentro de cerca con un chef amable, divertido, apasionado y lejos de las poses de alguien que es reconocido en el mundo entero, dio inicio la experiencia de elevarse no sólo físicamente, sino realmente llegar al cielo a través del paladar. No era para menos después de escuchar uno de los secretos de su éxito:

“Me considero bueno en lo que hago porque yo elegí hacer esto. Mi padre no me apoyó porque quería que me dedicara a la empresa familiar, pero la pasión es algo que no se compra, se tiene o no”.

Mientras los platos eran servidos, Bottura hablaba sobre la intención de cada sabor, el origen de los ingredientes, y se daba tiempo para pedir porras para uno de sus chefs, quien contraería matrimonio por esos días. “¡Un aplauso para Taka que se casa con una mexicana!”.

La canción Love is in the air dio paso a una catarsis con el hombre que asegura que “por mis venas corre vinagre balsámico”. Massimo, bailando al centro de la mesa, en el área que corresponde a la “cocina”, y un suspiro de los asistentes al sentir el suave descenso dieron por concluido el tercer aniversario de Dinner in the Sky México.

Fotos: cortesía de Grupo Presidente

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