Must

Stories by Sofía: La regla dominguera

Según lo que he visto, todas tenemos algún especie de manual de lo que hacemos y no hacemos cuando salimos con alguien
Publicado el:

Según lo que he visto, todas tenemos algún especie de manual o reglamento de lo que hacemos y no hacemos cuando estamos empezando a salir con alguien.

Algunas son más pickies qué otras, pero siempre existen deal-breakers. Dalia, por ejemplo, jamás saldría con un chavo que llegue a recogerla en un coche rojo, no importa el modelo que sea. Mara les tiene a sus galanes prohibido usar denim on denim, y la neta con toda razón.

Nada grita, “me siento chavo aunque estoy ruco” como usar una camisa de mezclilla con jeans, ¡ewww! Aliza tiene vetado a cualquier hombre que haya pintado cuerno en el pasado. Es de la idea de que si lo hizo con una, lo hará con todas. Otras amigas tachan de entrada a cualquier hombre que no haga ejercicio, algunas más batean a los que no las ven a los ojos mientras están hablando.

Por su parte, Penélope, quien vive en Los Ángeles, se queja todo el día del extraño fenómeno que está ocurriendo actualmente por allá y que ha provocado que repentinamente los hombres se compren scooters como método preferente de transporte. Podrías ver al hombre perfecto caminando hacia ti y de pronto lo ves montarse a esa cochinadita y ponerse un casco y el encanto está perdido por siempre.

Yo, (¿quién lo iba a imaginar?) soy mucho más picky que ellas. Más que un reglamento, tengo mandamientos y debo de honrarlos todos si quiero que una relación empiece con el pie derecho.

Eventualmente les platicaré todos, pero por ahora nos vamos al más importante: La Regla Dominguera.

Culpen a mi crianza católica, a la noche, a la playa, a lo que quieran, pero el séptimo día es para mí y los míos. Sí, los domingos son sagrados.

Hace unos días me escribió un chavo que quería verme, pero yo no podía el viernes, él no podía el sábado y tuvo la audacia de decirme, “pero vamos al teatro el domingo”. ¡Ummm, no! No vamos al teatro el domingo porque los domingos son para novios y familia (familia incluye mejores amigas). ¿Quieres mi domingo? Te lo tienes que ganar. Pero te puedo dar por lo pronto mi sábado en la noche.

Se quedó sacadísimo de onda, pobres hombres. Están tan desacostumbrados a las mujeres decididas que cuando se topan conmigo parecen cachorritos perdidos. Yo creo que la mayoría de mis ex-salientes dirían que estoy loca, sólo dos o tres por que les di motivos, los demás por ardidos. Aun así, todos disfrutan la montaña rusa de emociones que una loca les brinda. Hasta pareciera que las prefieren así.

La mayoría de los recuerdos que tengo en familia pasaron en domingo. Era el día que desayunábamos juntos, estaba siempre sobreentendido que nadie podía tener otro plan, iba a misa con mamá, luego mamá y papá peleaban, compraba algo de comida rápida saliendo de misa para hundir mi preocupación por los pleitos de mis papás en calorías y carbohidratos.

En fin, son bellos y emotivos recuerdos. Obviamente con la edad se van incorporando nuevas caras al plan familiar: novios, esposos, sobrinos, etc… pero nunca deja de ser un día compartido y especial. Supongo que con una familia separada, un horario de trabajo tan demandante y además poco tiempo para mí, he aprendido a glorificar este día de descanso en el que la única obligación que tengo es consentirme y ver a la gente que se me antoja.

Debo de reconocer que ganarse mis domingos se ha vuelto un reto tan divertido para algunos hombres con los que salgo. Quiero decir, por supuesto, divertido para mí. O sea, ha sido divertido ver los berrinchitos que hacen porque a pesar de tener el día aparentemente “libre” no los quiero ver. ¿Quién quería domingos? ¡Nadie! Pero prohíbeselos ¡y todos los querrán