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Stories by Sofía: Adiós a los estereotipos

Hace un par de semanas me avisaron que había sido elegida como speaker en el foro Mujeres Poderosas de Forbes
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Hace un par de semanas me avisaron que había sido elegida como speaker en el foro Mujeres Poderosas de Forbes. Me tardé en asimilar este reconocimiento como empresaria, activista y conductora de TV, creo que las mujeres siempre sufrimos aunque sea un poco del Síndrome del Impostor y, por ende, nos cuesta trabajo aceptar y disfrutar nuestros logros.

Ya pasada la emoción y la abrumadora humildad provocada por dicho suceso, comencé a pensar en el tema a tratar en la plática: los estereotipos. Los estereotipos no son malos, y a decir verdad son casi inevitables.

Los seres humanos al ver a una persona inmediatamente damos rienda suelta a nuestros inconsciente que empieza a formar una idea de esa persona, solamente de lo que podemos notar a simple vista. Los estereotipos generalizan y a menudo son chistosos por que son ciertos. Pero cuando hablamos de ellos, no debemos inferir más allá de lo que es práctico, lógico o justo. No me había percatado de ello, pero resulta que toda la vida he traído arrastrando este peso de distintas etiquetas impuestas por la sociedad.

La primera la viví a los 11 años, era una mujer-bebé. Era una niña (pre-adolescente) que ya utilizaba brassieres talla C, cuando la mayoría de mis amiguitas seguían sin saber lo que era un corpiño. A esa edad aprendí lo que es la vergüenza. Notaba la cara de mi mami distinta cuando quería ir a albercadas con mis amigas y me decía que no podía usar lo mismo que ellas.

Cuando le preguntaba ¿por qué? me decía que a mí se me veía distinto, que yo me veía vulgar. No entendía cómo se relacionaban estas dos cosas, ¿por qué mi cuerpo demeritaba mi elegancia? Ahora, 15 años después, todavía me pasa y a mayor escala. A veces subo una foto en traje de baño a mis redes o salgo en falda en televisión y recibo mensajes reclamándome por “vestirme así”.

Me dicen que una mujer que “hace esas cosas” no es “seria” que no les interesa escuchar lo que tiene que decir aunque sea brillante. Entonces, ¿tener pechos y piernas me quita seriedad? Mis años de preparación, estudio y experiencia se opacan al ser como soy, como si los ideales feministas y el cuerpo femenino fueran incompatibles. Nos queda mucho por aprender por lo que veo.

Años después decidí que mi gran pasión era la televisión y empecé a entrar en el medio. Es de los pocos rubros laborales en los que las personas se sienten con la libertad de comentar sobre tu peso, apariencia física y bueno, todo lo demás. Toda la vida he batallado para ser delgada, y como soy curvilínea, incluso cuando estoy flaca me veo “buenota”.

Cuando estaba metida en moda me decían que si quería tener credibilidad en el tema tendría que bajar al menos 5 kg, y si no estaba dispuesta a hacerlo que tendría que hablar de estilo de vida y restaurantes. Al trabajar en TV, y después de un mes al aire, me acerqué con el asistente de Producción y le pregunté que cómo veía mi conducción, yo esperaba tips sobre cómo mover mis manos o comentarios sobre el ritmo que llevo cuando hablo. Sin embargo, me contestó, “¿Te digo algo? Apriétale a la dieta”.

Me quedé fría. Ahí me topé con otro estereotipo, el de las mujeres. La mayoría de los hombres con los que he trabajado están gordos ó panzones, y aún así este señor jamás les hubiera contestado eso a uno de ellos. Lo mismo pasa cuando toca negociar el salario. Meses después de firmar contrato me enteré que las mujeres ganamos muy por debajo de lo que reciben lo hombres.

Cuando fui a hablar con el jefe a tocar este tema me dijo, “ganas bien para tu edad”. No sabía que mi edad era un referente para mi sueldo, estaba bajo la impresión de que la gente ganaba según sus capacidades y su preparación. Pero la realidad es que en esta vida tú vales lo que logras negociar y me falló eso al inicio. Cuando decidí emprender, abrir mi negocio, regresar a estudiar finanzas y economía, me topé con más estereotipos. Los mismos profesores estaban sorprendidos de que estuviera ahí, no podían concebir que una mujer sea guapa y además inteligente.

Desacreditar a alguien por joven, por guapa, por mujer, por gorda... todo esto me tocó vivir. Hasta ese momento yo pensaba que mi pasión era la televisión, pero entre más conocí el medio, más me desencanté y nació un nuevo amor: abogar por las mujeres. Con ese propósito mi socia y yo creamos @Born2BeChingona.

Una página que busca empoderar a la mujer latina en su idioma y busca asesorarla y acompañarla en sus distintos procesos de vida. Queremos hacer nuestra parte para que ninguna mujer vuelva a sufrir discriminación por su género, condición, nacionalidad, acento, cuerpo, etc.

Born To Be Chingona es una comunidad formada por mujeres, para mujeres, que busca tocar todos los temas que nos interesan, sin tabúes. Precisamente lo que estamos logrando es crear una comunidad de mujeres fregonas que colaboren con nosotros escribiendo artículos del tema que a ellas ¡les apasione! Me he sorprendido de todo lo que he aprendido y lo que aún me queda por aprender de las mujeres que me rodean.

Si eres una mujer que quiere compartir su historia (la historia que a ti te apasione) o que quiere compartir un consejo o una experiencia que tuviste, no dudes en escribir a born2bechingona@gmail. com. Nosotros nos encargaremos de darle voz a aquellas mujeres que han sido silenciadas por los que se incomodan cuando tenemos algo que decir.

Ya fueron demasiados años de “la peor enemiga de una mujer es otra mujer”, ¡basta! Suficiente de estar en desventaja con los hombres y en competencia con las mujeres. Es momento de unirnos, de apoyarnos, de aplaudirnos y empoderarnos.

 

Dale la seguridad correcta a una mujer, y no habrá fuerza humana que pueda pararla.

 

No sabía que mi edad era un referente para mi sueldo, estaba bajo la impresión de que la gente ganaba según sus capacidades y su preparación. Pero la realidad es que en esta vida tú vales lo que logras negociar."