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México Los Trompos, proyecto interactivo

Los diseñadores Héctor Esrawe e Ignacio Cadena presentan por primera vez este proyecto
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Luego de la instalación Mi Casa Your Casa, cuyo arraigo en la potente mexicanidad contemporánea fue releído y expuesto en la Sifly Piazza, a un costado del High Museum of Art de la ciudad de Atlanta, Georgia, el estudio mexicano Cadena + Asociados en colaboración con Esrawe Studio, desarrolló otra idea conceptual con un guiño artístico: Los Trompos, cuya lúdica metáfora y, sobre todo, apertura a quien quiera vivir una emoción compartida por el gusto de girar, logró activar el espacio público aledaño a ese museo estadunidense.

A través de una experiencia artística significativa, intuitiva y ricamente emocional, las piezas multicolor funcionan como soporte de socialización y recreación.

“Hace seis años fue la primera vez que presentamos Los Trompos, cuya intención desde el inicio fue vincular a la comunidad con el espacio público, y nos da gusto ver ahora que la pieza sigue cumpliendo esa misión”, dijo el diseñador industrial Héctor Esrawe, creador del proyecto junto a Ignacio Cadena, quienes inauguraron su dinámica instalación, que por primera vez se presenta en México dentro del Centro Comercial Galerías Atizapán, donde permanecerá hasta el 17 de junio.

Si un clásico juguete de madera tan popular entre niños y grandes de todo el mundo es capaz de activar interacciones, este ejercicio de un inicio causa expectación, nos llama y despierta el deseo de subirse en algún trompo para que alguien más nos haga girar.

“Estamos felices de compartir nuestra instalación con el público mexicano porque para eso nació, no es una obra de diseño coleccionable ni de arte, son piezas que están diseñadas para que las personas se conecten de diversas formas, porque si las vemos sin gente no tienen sentido de existir, cobran vida como la física cuántica, cuando interactuamos con ellas, incluso éstas cambian según cómo nos encontremos: pueden ser introvertidas, extrovertidas, un espacio de silencio, amistad o romance; dependen del número de personas que las hacen funcionar”, explicó Ignacio Cadena en la ceremonia inaugural.  

Héctor y Nacho están convencidos de que el diseño tiene como última encomienda tejer y generar conexiones humanas a través de nuevas experiencias. “Cada trompo se convierte en un espacio para conocer personas y a nosotros mismos, todo a través de un pensamiento inclusivo, en el cual nosotros como diseñadores sólo somos un medio para que cada uno le dé forma a las piezas”, continuó Cadena, y luego Héctor comparte lo que sucedió cuando colocaron su exposición en el museo de Atlanta:

“En estos seis años de itinerancia tenemos un sinfin de anécdotas, como la gente que odiaba pasar por el patio público del High Museum porque no sentía afinidad; sino intimidación”, sin embargo, tras instalar Los Trompos y dejarlos ahí durante ocho meses, la comunidad se acercó y se apropió de las piezas, “vimos cómo los ejecutivos de la zona hacían juntas ahí, otros se metían a leer el periódico o simplemente descansaban de su rutina. Cuando una pieza de diseño puede cambiar comportamientos y detonar una vinculación con el espacio público, en ese momento creemos que ésta cumplió su misión”. 

Las cintas de colores en cada trompo están compuestas, en parte, por un tradicional tejido de tela hecho a mano por artesanos del país, semejantes al trabajo de las sillas Acapulco, pero también nos recuerdan el trenzado de los textiles nacionales.

El proyecto Los Trompos no se conceptualizó para ninguna geografía en particular, sino para espacios que promueven la convivencia de las personas.

Aunque ha viajado por muchas ciudades de Estados Unidos, “curiosamente, tras muchos acercamientos e intentos de hacerlo, ésta es la primera vez que se concreta su exhibición en México, por la gente de Galerías Atizapán que tuvo la convicción de lograrlo”, subrayó Ignacio.

Con una sólida trayectoria como diseñador, interiorista, empresario y creador de ediciones de colección, Héctor Esrawe se niega a sólo ser artista o diseñador, pues la creatividad no nació con estigmas. “No me gusta acotar ni imponer etiquetas o límites a los proyectos donde puedo participar, obviamente, lo que nos genera a Nacho y a mí la mayor empatía tiene que ver con que no buscamos definirnos ni con un estilo o lenguaje y mucho menos con una tipología, porque intentamos descubrir cómo abrir más puertas”, relató Esrawe. “Sí sabemos lo que no queremos hacer, pero a donde sí le entramos estamos dispuestos a ir aprendiendo y escuchar posibilidades”.

Aunque no lo pregonen a los cuatro vientos, en el nivel alto, por méritos propios en que se encuentran sus carreras, sus talentos, Esrawe y Cadena tienen la convicción de aportar este tipo de experiencias sociales por el gusto de hacerlo, invirtiendo su tiempo y recursos tanto económicos como intelectuales.

“Tiene que ver con un periodo en el tiempo, donde vas teniendo cierta madurez y equipos de profesionales que nos ayudan”, revelo Nacho.

“Y a su edad, por supuesto”, bromeó Héctor y concluyó: “Hay mucha pasión atrás, te diría que nuestro proyecto, aunque obviamente busca ser rentable, no es el motivo por el cual hacemos las cosas. Apostamos por el aprendizaje y por generar proyectos de transformación, de cambio, tras muchos años de estar de intensos, pero no empezó así, es una vocación por hacer lo que nos apasiona desde el día uno.

A pesar de los momentos de incertidumbre, desde hace 30 años, si me iba bien soy diseñador, si me iba regular o mal, soy diseñador”

 

Fotos: Leonardo Gómez

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